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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Stalin, el hombre nuevo

La galería Marat Guelman de Moscú acaba de inaugurar una exposición en la que exhibe 19 láminas artísticas comentadas por Josef Stalin, el padrecito, el hombre que terminó de instalar con mano de hierro el comunismo en la Unión Soviética. Son dibujos de desnudos que realizaron en el siglo XIX los artistas Valentin Serov, Alexander Ivanov y Vasili Surikov, y que seguramente habían terminado en manos de un miembro de los servicios secretos que trabajaba muy próximo al dictador.

Ayer se celebraron los 130 años del nacimiento en Georgia de ese hombre que un día dejó el seminario para dedicarse a la revolución y que con su crueldad terminó marcando de manera decisiva la historia del siglo XX. La polémica sigue acompañándolo, sobre todo por su extrema sangre fría a la hora de encargar la eliminación de cualquiera a quien considerara enemigo, pero la exposición confirma por lo menos que uno de los mitos asociados al "hombre nuevo" era verdad.

Cuando la revolución triunfara, los comunistas estaban convencidos de que no habría ya distancia entre el productor y el creador, y que hombres y mujeres podrían vivir así una vida plena. Las notas que Stalin realizó a mano sobre aquellas láminas confirman cómo, ante la belleza, el temible dictador sucumbió y no pudo detener el caudal imaginativo que aquellos desnudos le inspiraron. Ante un muchacho de Serov, por ejemplo, escribió: "No te sientes con el culo desnudo en la piedra...". Y un poco después: "Denle calzoncillos al chico".

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En los comentarios de Stalin emergen sus obsesiones más íntimas, como les ocurre a todos los grandes creadores. Y así, ante un fornido muchachote, anota: "Pelirrojo bribón Radek, si no hubieras orinado cara al viento, si no hubieras sido malo, estarías vivo". Un acceso de puro lirismo, pues, en el que se le cuela Karl Radek, al que mandó juzgar en enero de 1937, en una de sus purgas, y que fue liquidado por la KGB en 1939. De Mijaíl Kalinin, presidente del Sóviet Supremo, hace burlas atribuyendo su delgadez al onanismo y, en otra lámina, clava este aforismo: "Un idiota pensativo es peor que 10 enemigos". Un estadista en pleno ataque creativo: un crítico de arte que chapotea en sus propias paranoias.

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