Montilla zanja la 'guerra de sucesiones'
Socialistas y republicanos ceden ante ICV y moderan la rebaja del impuesto - Puigcercós sugirió al presidente que expulsara a Iniciativa del Gobierno
Casi en el último momento y emulando los episodios más críticos del Gobierno de Pasqual Maragall, el tripartito de José Montilla evitó ayer precipitarse al abismo. Los tres grupos del Gobierno lograron un acuerdo para rebajar el impuesto de sucesiones, que evitó la bochornosa escena de un tripartito votando hoy dividido en el Parlament una medida de primera magnitud, lo que habría dejado al descubierto todas sus debilidades. El acuerdo, forjado sobre la base del pacto alcanzado la semana pasada entre el consejero Antoni Castells y los republicanos, logró el apoyo de Iniciativa-Esquerra Unida (ICV) al moderarse sensiblemente la rebajas en las herencias de padres a hijos.
Fue un día que socialistas, republicanos y ecosocialistas esperan olvidar pronto y en el que hasta retumbaron los tambores de guerra que pedían la expulsión de los ecosocialistas del Gobierno. A primera hora de la mañana el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el de Esquerra (ERC), Joan Puigcercós, hablaron por teléfono y constataron que socialistas y republicanos podían quedarse solos en el Parlament en su idea de rebaja del impuesto. ICV la rechazaba por excesiva, y Convergència (CiU) y el Partido Popular (PP), por exigua. Puigcercós fue claro: los ecosocialistas no podían continuar en el Gobierno si se oponían a una medida que considera troncal.
La tensión se trasladó a la reunión del Gobierno celebrada minutos más tarde, pero Montilla logró que no estallara al limitar el encuentro a aprobar, sin debate alguno, las medidas que estaban encima de la mesa. Montilla incluso se saltó su habitual introducción en la que expone su punto de vista sobre la actualidad política. Todo fue frialdad.
Nada más salir, y ya en el Parlament, Montilla habló con el consejero de Interior, Joan Saura, para reiterarle su voluntad de llegar a un acuerdo y pedirle flexibilidad. Después conversó con el titular de Economía, Antoni Castells, al que dio una orden clara: sumar como fuera a los ecosocialistas al acuerdo. En los pasillos del Parlament, la oposición, encabezada por Convergència i Unió, se frotaba las manos esperando que el tripartito volviera a tropezar consigo mismo.
Lo evitaron las llamadas de última hora entre Montilla, Castells, Saura y el secretario general de ICV, Joan Herrera. A la una del mediodía había pacto entre dos y minutos más tarde Esquerra se sumaba a él. Todos cedieron, pero ninguno tuvo que arrodillarse excesivamente.
Eso sí, la propuesta final dista mucho de la planteada en las primeras semanas de negociación tanto por ERC como por ICV, que pedían mantener el impuesto en la línea actual aumentando las desgravaciones para ahorros y segundas residencias hasta 100.000 y 60.000 euros respectivamente.Al final quedarán libres de tributación cuantías de hasta 500.000 euros cuando la herencia sea entre cónyugues y de 275.000 cuando sea entre padres e hijos. La medida supone que dejen de pagar el impuesto entre el 90% y el 95% de los ciudadanos. Las arcas públicas dejarán de ingresar "entre 350 y 400 millones", según ERC, de los 900 que se ingresan actualmente. Economía no facilitó ayer datos más concretos a la espera de que hoy el consejero Castells lo presente formalmente en el Parlament.
El éxito de ICV en cifras ha sido moderar la rebaja del impuesto en las transmisiones de padres a hijos, que inicialmente dejaba libres de tributación cantidades de hasta 400.000 euros por hijo, además de la vivienda habitual. Políticamente, los ecosocialistas exhibieron otro triunfo. "Hemos logrado mantener el impuesto y evitar la injusticia de que fortunas muy importantes no pagasen impuestos", dijo tras el acuerdo la diputada Laia Ortiz.
Esquerra Republicana prefirió exhibir la idea de que el acuerdo final no es tan diferente de lo que pactaron con el Departamento de Economía. "Hemos devuelto la justicia redistributiva al impuesto", aseguró la diputada Àngels Cabasés.
El presidente de la Generalitat hizo una valoración con más claroscuros. "Se ha impuesto la sensatez", dijo en los pasillos del Parlament. Pero dentro de la Cámara, acosado por los tres grupos de la oposición, que le echaron en cara la desunión del Gobierno, Montilla hizo autocrítica. "Creo que un exceso de gesticulación y tacticismo nos lleva demasiadas veces a expresar más las diferencias y los matices que los puntos de encuentro".
El presidente de Convergència i Unió, Artur Mas, dijo que el PSC y ERC se han "envainado" la propuesta de ICV-EUiA y prometió eliminar defintivamente el impuesto si llega al Gobierno. "Es una victoria de ICV-EUiA por unos meses, porque si ganamos en las próximas elecciones, suprimiremos este tributo". El PP prometió lo mismo cuando sea "decisivo".
A la Associació per a la Reforma de l'Impost de Successions (ARIS), una plataforma ciudadana que asegura contar con más de 25.000 simpatizantes, no le gusta el acuerdo. "Si no nos convencía la primera propuesta, las cifras de esta todavía menos", aseguró ayer un portavoz. Consideran que el impuesto continúa siendo excesivo, especialmente en comparación con el País Vasco, donde no hay cargos, y Madrid, donde el 95% de los herederos quedan exentos de pagos.
A la ARIS le preocupa, además, "la letra pequeña" de la reforma definitiva, que temen empeore el acuerdo anunciado ayer. "Los plazos son una barbaridad. Quien se muera antes del 31 de diciembre tendrá un trato. El que lo haga en julio, otro. Y ya veremos qué pasa cuando haya que establecer la ley orgánica más adelante. Todo puede volver a empeorar", se lamentaban ayer.
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