De ruinas a piezas de museo
Medio centenar de elementos industriales está protegido en el País Vasco - La Asociación de Patrimonio pide la exhibición conjunta
La crisis de la industria pesada dejó el País Vasco plagado de ruinas en la década de los años 80 del siglo XX, que se sumaron de golpe a las instalaciones que la evolución técnica había ido dejando paulatinamente fuera de servicio. La piqueta o el abandono no acabaron con el testimonio del pasado industrial: cerca de medio centenar de elementos industriales cuentan en Euskadi con la máxima protección legal.
Sobrevivieron de la manera más digna al final de su vida productiva, por ejemplo, uno de los hornos de Altos Hornos de Vizcaya (AHV) y el edificio Ilgner, el antiguo centro de producción de energía que alimentaba los trenes de laminación, reconvertido en un centro empresarial. Se perdieron para siempre, en cambio, las baterías de coque y algunas naves de AHV que, ahora, añoran los expertos en arqueología industrial.
El cargadero de La Orconera, sin protección legal, corre peligro de desaparición
El edifico Ilgner, de AHV, es un claro ejemplo de intervención en estas instalaciones
En la defensa de los restos de la actividad industrial trabaja desde hace 25 años la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública. Su prioridad es la reutilización de las viejas instalaciones industriales con intervenciones que no borren el pasado pero sirvan para el presente. Como el edificio Ilgner, en Barakaldo, parte de la fábrica Harino Panadera, en el barrio bilbaíno de Irala, ilustra con la vieja maquinaria para tratar la harina conviviendo con dependencias municipales, que no se trata sólo de no tirar los restos industriales a la chatarra.
La protección no llegó a tiempo para salvar otras piezas. La demolición y posterior reconstrucción de la fábrica de gas de San Sebastián para albergar un gimnasio se ha llevado por delante la funcionalidad de las instalaciones y elementos singulares, como un gasómetro. Desde la asociación de defensa del patrimonio se recuerdan otros casos de pérdida, como el edificio de Sefanitro, en Barakaldo, arquitectura industrial de la posguerra.
Fuera de la lista de elementos protegidos hay restos en peligro de desaparición. Joaquín Cárcamo, de la Asociación de Patrimonio, alerta del peligro que corre el cargadero de La Orconera, en Barakaldo. Su estructura de madera, ya castigada por el fuego, es un el caso singular en Europa. También peligran algunas fábricas del casco urbano de Eibar.
Los nuevos usos representan la salvación de la arquitectura industrial. Para las piezas industriales el destino es un museo de la técnica. El proyecto es antiguo: hace 12 años se llegó a restaurar un pabellón de La Orconera y se formó una colección de más de un millar de piezas. A meses de abrir sus puertas el museo quedó parado. La asociación propone ahora instalar una muestra de la historia y el presente industrial en Molinos Vascos, un edificio de hormigón de 1924, abandonado en Zorroza, en Bilbao. El informe sobre cómo tendría que ser el museo de la industria está listo, pero tendrá que esperar a la recuperación económica para que las instituciones contemplen su puesta en marcha.
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