Crisis o victoria
Zapatero vincula su recuperación electoral a la mejora de la economía - Espera que los votantes le vean como impulsor de la creación de empleo en 2011
El pasado mes de junio, el PP sobrepasó al PSOE en una encuesta del CIS por vez primera desde 2004, y desde entonces la diferencia se ha mantenido ininterrumpidamente. A la par, la valoración de José Luis Rodríguez Zapatero, siempre muy por encima de la de Mariano Rajoy, ha caído sensiblemente y se aproxima a la del líder de la oposición. Esta situación insólita, mantenida en los seis últimos meses, supone un aviso para el Gobierno cuando está a punto de alcanzar el ecuador de la legislatura.
Las encuestas coinciden en atribuir esta situación a una pérdida de confianza en Zapatero y su Gobierno a causa de la crisis económica, especialmente por su efecto en el empleo, muy superior a la media europea, y por la sensación existente de que la reacción del Ejecutivo frente a ella ha sido timorata. Este análisis es compartido por Zapatero, según fuentes de su entorno.
Zapatero tiene sólo dos años para tratar de darle la vuelta a la situación
La Moncloa admite que la presidencia de la UE no afectará a la política interna
La interrogante ahora es si, en los dos años que faltan hasta las elecciones generales, Zapatero tendrá margen para darle la vuelta a esta situación. "No lo tiene fácil, porque se ha instalado una pérdida de confianza en el Gobierno. Pero aún puede darle la vuelta porque apenas hay trasvase de voto del PSOE al PP, lastrado por su crisis interna y la corrupción, y porque los socialistas disponen de algunas armas", señalan expertos en demoscopia.
La gran apuesta de Zapatero para salir de la crisis la ha presentado esta semana en el Congreso, la Ley de Economía Sostenible. Esa ley está encuadrada en la estrategia del presidente de salida a la crisis que, según fuentes de su entorno, admite que es "arriesgada" al intentar el cambio del modelo productivo y el mantenimiento de las políticas sociales. "Es la primera vez que en España se afronta una crisis sin recortes sociales", resaltan fuentes próximas a Zapatero.
En una primera fase, la peor de la crisis, el Gobierno ha proyectado una imagen de Zapatero protector de los trabajadores, al mantener las políticas sociales con un pacto de hierro con los sindicatos que ha evitado la conflictividad social.
En esta segunda fase, Zapatero espera, tras la parálisis de julio, la reactivación del diálogo social como elemento dinamizador, y cuenta con que en 2010 empiece a percibirse el crecimiento y en 2011 se traduzca en generación de empleo, según los datos de las instituciones económicas. Pretende que en esa fase las nuevas reformas recogidas en la Ley de Economía Sostenible, en las que se ha hecho eco de demandas de expertos progresistas, contribuyan al crecimiento y a la generación de empleo. Algunas son de efecto inmediato, como las referentes a la vivienda. Otras crean expectativas y la Moncloa cree que estimulan el crecimiento, como sucede con la desgravación en investigación.
Pero la clave de esta estrategia en clave política, con la que Moncloa calcula que puede lograr recuperarse, es que se pueda percibir en la calle que si se genera crecimiento y empleo entre 2010 y 2011 se debe a las reformas adoptadas por el Gobierno. "El Gobierno tiene un proyecto, aunque los resultados aún no se vean. Estamos a mitad de camino y el reto es que se perciban", señalan fuentes próximas a Zapatero.
La otra cara de la estrategia de la Moncloa es que en la calle se perciba que el PP no ha contribuido a la recuperación. De ahí que los portavoces del Gobierno y del PSOE insistan hasta la saciedad en que el PP no ha contribuido con ninguna medida a la lucha contra la crisis. Lo hacen con la misma tenacidad con que el PP ha personalizado en Zapatero sus ataques al Gobierno en sus casi seis años de mandato, logrando cierto éxito en el deterioro de su imagen.
La salida de la crisis es la clave de la victoria para Zapatero. La ausencia de mayoría en el Parlamento ya no representa para él un serio problema, una vez aprobados los Presupuestos. Cuenta, además, con un PP en crisis, que no concita mayorías alternativas con los nacionalistas, que le pasan factura por su recurso contra el Estatuto de Cataluña.
La Moncloa apuesta, finalmente, porque la Presidencia europea, de enero a junio, sirva a Zapatero para ganar presencia en el exterior, débil en la legislatura pasada. Pero no cuenta con que, por bien que se salde, tenga efectos en la política interior.
Tensiones suavizadas
La actual legislatura del presidente Zapatero nada tiene que ver con la anterior. La economía está en el centro del debate político, a causa de la crisis. Lo curioso es que las grandes cuestiones de la pasada legislatura, que tensaron a Gobierno y oposición, han quedado muy suavizadas. Sobre todo, en el caso de ETA: Zapatero ha logrado una victoria sobre la banda, pese a fracasar su intento de final dialogado. Su ruptura y la respuesta del Gobierno han situado a ETA en una debilidad inédita y a su brazo político en una crisis de tales dimensiones que permite ver luz al final del túnel. Una victoria retrospectiva que Zapatero cree que puede repetirse con los efectos de las actuales medidas contra la crisis.
La cuestión territorial también se ha relajado con el pacto sobre financiación autonómica, pese al repunte por la cercanía de la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. Zapatero está convencido de que la sentencia no suscitará grandes tensiones.
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