"Ya no hace falta el humor político"
Juan Carlos Eguillor se muestra sorprendido entre los dibujos que publicaba en la prensa vasca hace ya 40 años. Forman parte de la exposición de homenaje que ha organizado el Salón del Cómic de Getxo, que se celebra este fin de semana. Atrapado ahora por las posibilidades del soporte electrónico y el mundo virtual, Mari Aguirre y Miss Martiartu, los personajes de sus tiras, le parecen todavía más lejanos.
Pregunta. ¿Qué sensaciones le provoca ver expuestos los dibujos de toda su vida profesional?
Respuesta. Con sinceridad: comprobar lo mal que dibujaba. Comprendo que pueden tener cierto encanto ingenuo pero me ha sorprendido ver lo mal que dibujaba hace 40 años. Yo empecé a publicar la tira de Mari Aguirre en El Correo en 1968, es hija de mayo del 68, pero disfrazada.
"Con el libro electrónico se acaba la linealidad, será multimedia"
"La tecnología aporta otro sistema de acceso al conocimiento"
P. ¿Y cómo se mantuvo tantos años?
R. Porque hice una cosa que aquí no se había hecho en el cómic, que era hablar de la realidad. Como eran tiempos en los que no se podía hablar de política, yo hacía costumbrismo. En pleno franquismo ocurría que la gente veía más intención que la que tenía. Abundaba el doble sentido, pero la gente tenía tanta necesidad de metalenguaje que le añadía más.
R. Pero el juego no se acabó con el fin de la censura.
P. Yo hice lo que quería hacer, en otros periódicos y en revistas de humor, verdaderas burradas. A veces me pregunto porqué ya no hay dibujantes de humor, como hubo en mi generación, con carga política.
P. ¿Tiene respuesta?
R. Creo que ya no les hace falta. El humor era para nosotros la venganza de la realidad, me gusta mucho la frase, que no es mía. Teníamos la ingenuidad de los primitivos. Queríamos reírnos o que la gente se riera. Y creo que yo fui a la baja, me di cuenta de que me espantaba dibujar cada día y lo hacía contra mí. No quería decir nada y, claro, el humor nihilista no tiene mucho éxito.
P. ¿Fue más un trabajo de humorista que de dibujante?
R. Yo me veo más como ilustrador, quizá porque he empezado a utilizar otra vez el ordenador, de forma muy modesta. Uso Second life, que al margen de que haya fracasado como espacio virtual, te da medios muy eficaces. Lo hago para mí mismo, pero he vuelto al mundo submarino de Max Bilbao, un personaje que vive dentro de la ría de Bilbao. Me permite reflejar el Bilbao que ya no existe o sólo vive en mi imaginación.
P. ¿Qué le aporta la virtualidad?
R. Un mundo paralelo. El juego de ser lo que no eres, los dobles. Se crea un espacio intermedio. No sabemos que puede llegar a ofrecer. Es la industria de los videojuegos la que va a impulsar los avances en este campo.
P. ¿Lo más importante es redondear un personaje?
R. Los personajes tienen vida propia. Se crean o aparecen, vete a saber. Estoy más orgulloso de un personaje como Max Bilbao porque no sé como es. Estoy en proceso de descubrirlo.
P. Usted ha estado siempre atento a las innovaciones tecnológicas.
R. Sí, empecé con fotocopias cuando todavía se desvanecía la tinta. Toda tecnología es inevitable, es parte de la evolución. Me intriga mucho lo que pueda ocurrir porque parece que se va a cumplir la sentencia del Génesis "seréis como dioses". Dioses tecnológicos. Me sorprende la diferencia con la nueva generación.
P. ¿A qué se refiere?
R. Nosotros cuando empezamos a usar ordenadores no sabíamos dónde nos metíamos. Ahora lo saben todo. A mí me gustaría trabajar, por ejemplo, el libro interactivo. Son retos de conocimiento, de percepción; no se trata de una mejora de las prestaciones. Los jóvenes son de una cultura más inmediata, de aquí y ahora.
P. ¿La tecnología cambia la creatividad?
R. Sí. Hay otro sistema de acceso al conocimiento. Yo quiero unir los dos mundos, la tecnología y la alquimia. Lo nuevo y el taller en el que aparecen imágenes barrocas. Y ver el lenguaje que surge.
P. ¿Qué le parece la novela gráfica, tan en boga?
R. Me encantaría hacer novela gráfica. Ahora me interesan más las historias que el humor. Te encuentras con que leer un texto puede ser demasiado, a la vez puede ser enriquecedor sugerir algo en una viñeta en lugar de dibujar con detalle una secuencia muy larga. Pero me interesa, sobre todo, el soporte electrónico. Creo que con el libro electrónico se acaba la linealidad, será multimedia. Se abren muchas posibilidades. Son cambios de percepción, de paradigmas. Es información y avanzar hacia la inmediatez.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.