El espacio común 'abertzale
Los últimos movimientos de la izquierda radical ponen en ebullición un mismo caladero de votos - EA, con su 'polo' soberanista, y Aralar también compiten
Los movimientos y el debate en el seno de la izquierda abertzale aún vinculada a ETA están surtiendo el efecto habitual: el de poner en ebullición al conjunto del nacionalismo y, especialmente, al magma sociológico y político del independentismo, que abarca desde la parte del PNV que se identifica con Joseba Egibar hasta los propiciadores de esa iniciativa. En ese espacio están, en este momento, EA, un sector de su escisión, Hamaikabat, y Aralar, amén de grupos como la también escisión de Ezker Batua, Alternatiba, en buenas relaciones con el partido de Patxi Zabaleta, pero igualmente pendiente de la evolución de los radicales. Y, por supuesto, como protagonistas máximos, estos últimos.
'Sólo EA responde con gestos claros a la propuesta de la izquierda 'abertzale'
Aralar quiere la unidad de acción, pero no una opción electoral conjunta
Todos podrían estar llamados al proceso de acumulación de fuerzas soberanistas, esta vez excluyendo al PNV, al que vuelve a recurrir la izquierda abertzale, como en 1998, cuando ve cerrada toda posibilidad de recuperar el fracasado proceso de negociación con el Gobierno. Se demuestra, una vez más, el poder de la izquierda radical para agitar esas pobladas aguas. En juego están, piensan, más de 200.000 votos, que, metidos en el mismo saco, configurarían una sólida cuarta pata añadida al triángulo que cierran ahora PNV, PSE y PP.
Sin embargo, la agitación y el número de fuerzas en presencia, son demasiadas. La primera defección, aparte de la del PNV, que ni siquiera está llamado, ya se ha producido: Hamaikabat ha dicho que ese eventual reagrupamiento no es el sitio del nacionalismo institucional, en el que se incluye. Su destino parece más una entente con el PNV, aunque se vea dificultado porque ésta sería una operación casi estrictamente guipuzcoana y allí predomina el sector del partido de Urkullu con el que menos sintonizan los de Iñaki Galdos, el de Joseba Egibar. En todo caso, con él gobiernan la Diputación de Guipúzcoa.
La segunda puede ser la de Aralar. Este partido parece poco proclive a fraguar alianzas que vayan más allá de las declaraciones nominales sobre la bondad y la necesidad de la unidad abertzale y la participación en iniciativas conjuntas. Esta formación, que en marzo pasado cuadruplicó su representación en el Parlamento vasco, ve en ello un indicador del comienzo de un corrimiento hacia sus siglas de parte del voto de la izquierda radical, de la que se escindió en 2003. En Aralar existe preocupación, porque la batuta que ha tomado la izquierda abertzale le va a emplazar a pronunciarse y a participar, por ejemplo, de parte de las iniciativas que la arropen. Por ejemplo, las movilizaciones contra las detenciones de los ilegalizados. Aralar tiene ya un patrimonio propio que guardar y, a ser posible, aumentar. Su postura no es fácil: no puede negarse a algo que sus propios dirigentes reclaman, pero corre el riesgo de difuminarse bajo el liderazgo que, sin duda, intentará tomar la izquierda abertzale oficial. Aunque sobre el papel Aralar está de acuerdo en que, mediando el fin de la violencia, los independentistas deberían ser capaces de presentar una sola opción electoral abertzale y de izquierdas, en la práctica las cosas no serían tan fáciles. Su posición actual es un Sí a "una unión estratégica para trabajar en común los aspectos en que estamos de acuerdo". "Pero si se pretende construir una opción electoral, algo totalmente legítimo, no estaremos", dijo públicamente ya hace un mes, antes de las detenciones de Otegi y de conocerse la iniciativa de Alsasua, su portavoz, Aintzane Ezenarro. Esto y el iniciado acercamiento entre EA y la izquierda abertzale permiten aventurar que al menos serán dos las fuerzas que compitan por ese espacio. EA se situará en la peculiar situación de pugnar en Euskadi con quienes son sus compañeros de coalición, fundamentalmente Aralar, en Nafarroa Bai.Quienes llevan recorrido más camino y empiezan a realizar gestos públicos y claros de aproximación son EA y la izquierda abertzale. Entre esos dos mundos sí parece irse a fraguar una alianza estratégica, con origen en la imperiosa necesidad de ambas partes, por motivos diferentes. En el lado de la izquierda radical, esa entente cumpliría la función de facilitarle una pista de aterrizaje a su reincorporación a la política, cuyo objetivo último es el regreso a la pugna electoral en las urnas, ahora fuera de su alcance. Poder estar presente en las elecciones municipales de dentro de año y medio y conservar su poder local es vital para no perder la última presencia institucional que le queda.
En el caso de EA, además del convencimiento de que sólo ayudando en ese tránsito a la izquierda abertzale entrará en vías de solución "el conflicto", juega la pulsión de su propia supervivencia política. La formación que dirige Pello Urizar salió maltrecha y al borde del extraparlamentarismo de la ruptura de su alianza con el PNV.
Sus dirigentes intentan ahora que no sea una aventura en solitario y quieren rodearse de "otros agentes políticos y sociales", en palabras de su presidente, Pello Urizar. ELA es el aliado más preciado en esa apuesta. Su secretario general, Adolfo Muñoz, la animaba hace un mes, al presentar el documento titulado "Desarmar la razón de Estado". Muñoz declaró "urgente" la "definición estratégica de las fuerzas abertzales al margen de la transversalidad" para dotarse de una política soberanista "realista".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.