De nuevo, Trichet

El presidente del Banco Central Europeo pasará a la historia de los más abultados errores de su oficio por haber sostenido, a principios de septiembre de 2008, que el peligro era la inflación y que no se debía bajar los tipos de interés. Ocho días después quebró el gran banco americano Lehman Brothers, y el BCE se lanzó a la bajada de tipos, con casi un año de retraso respecto a la Reserva Federal de los EE UU, y sin haber olido la enorme crisis financiera que venía gestándose.

Ahora, de nuevo interviene a destiempo, advirtiendo que podría subir los tipos de interés en 2010, "aunque ello no convenga a los países rezagados en recuperarse de la crisis, como España".

La idea de subir los tipos cuando apenas se está iniciando una recuperación -que se predice débil-, el paro crece y hay deflación, demuestra, una vez más, el nulo instinto económico de Trichet. Pero además ha añadido al error la grosería, al citar a España como si fuera irrelevante que le perjudique la medida o como si lo mereciera. Ese menosprecio es intolerable respecto a un país que ha sido el primero en cumplir los requisitos de Maastricht -déficit y deuda- en los inicios de la Unión Monetaria, y que ha asumido la durísima regla de la moneda única. Si tomásemos en serio la baladronada de Trichet, a lo peor se demostraría que la moneda y los tipos de interés únicos eran nocivos para bastantes países que se enfrentan a una crisis.

Una subida de tipos de interés antes de tiempo, revalorizaría el tipo de cambio del euro y se dañarían las exportaciones de todos, pero especialmente de Alemania, el gran exportador de Europa, que cuenta con un fuerte crecimiento de aquéllas para recuperarse, sólidamente, de la crisis. Afortunadamente, los alemanes se ocuparán de enseñar economía real al presidente del BCE.