Saber estar en Bilbao
Más de 400 profesionales de 30 países en el X Congreso Internacional de Protocolo - Participan los jefes de ceremonias de EE UU y China
El protocolo, tal y como lo conocemos hoy, se desarrolló en España en la corte de Felipe II, sucesor del emperador Carlos I de España y V de Alemania, a partir del llamado ceremonial borgoñón, que por primera vez afectaba a todo un evento en conjunto. Desde la organización de la comida a la recepción de las visitas, pasando por el papel del anfitrión. Eran normas muy rígidas que buscaban elevar la figura real a una dimensión casi divina.
Cinco siglos después, esta disciplina profesional que ordena cualquier acto oficial, aunque también está presente en el ámbito privado, inauguró ayer en el Palacio Euskalduna de Bilbao su cita más importante a nivel mundial. El X Congreso Internacional de Protocolo, que mañana cerrará sus puertas, reúne a más de 400 profesionales de 30 países, entre los que destacan los responsables de protocolo de los gobiernos de EE UU y la República Popular China. Todos ellos han llegado a la capital vizcaína con dos propósitos. Por un lado, tratarán de dar respuesta a diez grandes interrogantes que preocupan a los profesionales del sector.
"Importa más que lleguen a tiempo los autobuses que cómo sentarse a la mesa"
Tratan de dar respuesta a las inquietudes del sector y aprender de otros expertos
Por ejemplo, debatirán sobre si existe y cómo se articularía un protocolo "de crisis", si deben desaparecer los símbolos religiosos de los actos promovidos por las instituciones oficiales y si tiene que cambiar algo para que los expertos en esta materia sean más reconocidos. A esta última cuestión dará respuesta hoy Carlos Fuente, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo y organizador de los Premios Príncipe de Asturias desde que se convocaron, por primera vez, en 1981.
"Esta es una profesión sufrida, no suelen felicitarnos cuando las cosas salen bien. Nuestra satisfacción es más bien personal", señala. Sin embargo, Fuente asegura que la sociedad cada vez "reconoce" más su labor, porque la diferencia entre un evento organizado por un experto y otro carente de maestro de ceremonias es abismal. "Sale igual de caro o incluso más barato", apunta.
Según Fuente, el protocolo actual se ha flexibilizado. Ya no es imprescindible usar corbata en un evento oficial y, en la actualidad, "es más importante que los autobuses que recogen a los invitados salgan a la hora, que discutir cómo hay que sentarse en la mesa". Tampoco es preciso que las invitaciones y los manteles sean blancos en las cenas de gala. Y parece que la etiqueta va a relajarse más todavía. "Los hombres dejarán de estar condenados a ir siempre de traje oscuro", pronostica Fuente.
Otro de los objetivos de la cita, que abrió el prestigioso psiquiatra Luis Rojas Marcos con la ponencia Estrés y organización de grandes eventos, es intercambiar experiencias para "aprender" de las vivencia de otros. El Museo Guggenheim fue premiado como mejor entidad pridor de eventos, y la Expo de Zaragoza fue galardonado como mejor acto.
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