Lula tendrá la última palabra en la extradición del terrorista Battisti
El ex terrorista italiano Cesare Battisti, de 54 años, recibió ayer la peor de las noticias en su celda de la cárcel de Pampuda, en Brasilia: el Tribunal Supremo Federal de Brasil aprobó, por cinco votos contra cuatro, su extradición a Italia para que cumpla la condena de prisión perpetua por el asesinato de cuatro personas. Battisti militó en la década de los setenta en el grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), ligado a las Brigadas Rojas.
La extradición quedaba ayer pendiente de que los jueces brasileños emitieran otro fallo sobre si el presidente del país tiene derecho de veto en semejantes casos. El dirigente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, adelantó a principios de esta semana que "si la sentencia de la Corte Suprema es determinante, no se discutirá, se cumplirá". La decisión del Gobierno de Lula, a principios de año, de conceder a Battisti la condición de refugiado político había provocado una durísima reacción del Ejecutivo de Roma.
El voto del presidente del Supremo, Gilmar Mendes, fue decisivo. Mendes explicó su voto favorable a la extradición alegando que "ciertos crímenes, independientemente de su finalidad política, no constituyen crímenes políticos. De lo contrario, podríamos encontrarnos con casos de estupro, pedofilia, genocidio o tortura, entre otros, tratados como crímenes meramente políticos".
Battisti lleva una semana en huelga de hambre para presionar contra su extradición. Los parlamentarios brasileños que en los últimos días han visitado al reo italiano han asegurado que está "delgado, pálido y debilitado".
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