Una congregación religiosa venderá el único castillo medieval de Galicia
El anterior dueño de la fortaleza de Pambre rechazó ofertas de la Administración
La azarosa peripecia de la única fortaleza medieval que sobrevivió a las revueltas Irmandiñas del siglo XV acaba de conocer un episodio más. El dueño del castillo de Pambre, Manuel Taboada Fernández, conde de Borraxeiros, falleció hace unos meses. Sin descendientes directos, todo apuntaba a sus sobrinos como posibles herederos. Pero el testamento del propietario reveló un destino inesperado: los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres.
"Formalmente no hemos recibido notificación", asegura el padre superior de la congregación, hermano Donaire, desde su sede en Vigo, "pero sí sabemos que Taboada se acordó de nosotros". Durante la conversación mantenida con este periódico, Donaire da por hecho el traspaso de propiedad del castillo y explica sus planes: "Evidentemente, no nos vamos a quedar con él, pero nos servirá para aliviar nuestra malísima situación económica".
"No sabemos dónde está ni cuánto puede valer", dicen los religiosos herederos
La situación de Pambre, en el Ayuntamiento de Palas de Rei y cercano al corazón geográfico de Galicia, se aproxima peligrosamente al estado de ruina. Y ello pese a encontrarse, como Bien de Interés Cultural, a la Lei de Patrimonio Cultu, a la Lei de Patrimonio Cultural, que en su artículo 25 establece: "Los propietarios de bienes integrantes del patrimonio cultural de Galicia está obligados a conservarlos, cuidarlos y protegerlos debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción y deterioro".
El incumplimiemto de la normativa se constata con sólo asomarse a la fortaleza desde los muros. La Dirección Xeral de Turismo del bipartito llegó a trasladar a Cultura un Ditame sobre a necesidade de expropiación do castelo de Pambre. En septiembre del pasado año abrió un expediente al dueño por no abrir el castillo a las visitas, como indica la ley.El apercibimiento sancionador de la Xunta se paralizó al poco tiempo de iniciarse, debido a un principio de acuerdo entre Gobierno y propietario. Taboada Fernández se comprometía a la apertura del castillo cada martes entre las diez de la mañana y las dos del mediodía. A cambio, el conde de Borraxeiros exigía servicio de vigilancia y un seguro de responsabilidad civil. Durante todos estos meses, tres diferentes administraciones -provincial, autonómica y central- se interesaron por las condiciones de una hipotética venta de la fortaleza, sin ningún éxito.
Desde el Ayuntamiento de Palas de Rei siempre se apostó por la expropiación de Pambre. El alcalde Fernando Pensado (PP), de baja estos días por enfermedad, comparaba la cuestión con la del Pazo de Meirás. "Me sorprende que el entusiasmo [por Meirás] no se traslade al caso del castillo de Pambre y no se haga nada por él", afirmaba hace 13 meses, al tiempo que recordaba que "una de las soluciones que recoge la ley es la expropiación; no le echo la culpa al bipartito, con Fraga yo decía lo mismo". Su teniente de alcalde, Pablo Taboada, esta temporada al frente del consistorio, se mostraba prudente tras conocer la noticia de la muerte del dueño. "Alguien se tendrá que identificar como propietario", expuso, "y ya hay un expediente de apertura abierto en [la Dirección Xeral de] Patrimonio, aunque el fallecimiento de Manuel Taboada puede retrasarlo todo". En la Consellería de Cultura tampoco conocían, la pasada semana, la sorpresa que deparaba el testamento de Taboada y explicaban "estar a la espera" de que se resolviesen los trámites de la herencia.
La Plataforma Social pola Defensa do Alto Ulla, que organiza una "marcha irmandiña" al castillo de Pambre cada año desde 2005 para exigir su uso público, manifestó su intención de constituir en el inmueble "un centro de interpretación de historia medieval". "No queremos que el castillo se destine a uso privado ni a parador", apuntó su portavoz Marcial Barral, quien, además, hizo memoria sobre la fortaleza del siglo XIV y las paradojas de su propiedad: "Su anterior propietario, Manuel García Blanco, sólo se desprendió del castillo cuando murió y fueron sus hijos quienes lo vendieron".
Pendiente de materializarse la última voluntad de Manuel Taboada Fernández, el hermano Donaire, padre superior de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres agradece la donación del castillo no sólo a Taboada, sino también "a Dios". "Nuestro Señor no nos iba a dejar tirados", razona, "y por eso este hombre, al que no conocíamos de nada y que seguro que tenía constancia de nuestro trabajo a través de la prensa, nos ha legado su propiedad". Donaire confiesa no saber nada de Pambre, "ni dónde está, ni siquiera cuánto puede valer", pero sí confía en que su venta contribuya a superar el "gravísimo problema económico" de su congregación.
Los Hermanos de los Enfermos Pobres se financian únicamente con ayudas de la Xunta y el Ayuntamiento de Vigo, "entre 350.000 y 360.000 euros anuales". Con ese dinero pagan a los casi 20 trabajadores de su albergue para transeúntes -44 plazas para hombres y 20 para mujeres- y cuidan de los 150 internos "pobres de solemnidad". "Trabajamos con alcóholicos, drogadictos, y tenemos 12 camas para pacientes de sida", señala. La comunidad religiosa, fundada en 1946 por Antonio Jácome Pumar, natural de Parada do Sil (1908-1989), se compone de 15 personas. "En el verano me vi obligado a salir por O Morrazo a pedir dinero para el albergue", rememora con amargura, "pero sabíamos, y así se lo dije a los hermanos, que Dios no nos iba a abandonar".
Treinta y cinco años después de su último cambio de manos, Pambre pasará en a ser titularidad de la Iglesia. Será la penúltima estación del viaje del símbolo arquitectónico de la Galicia feudal. Las reivindicaciones de los vecinos quedarán, una vez más, aplazadas.
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