Cospedal: "Tenemos un gran líder, un gran proyecto y un gran partido"

La convención política del PP que arrancó ayer en Barcelona pretende ser "abierta a la sociedad". El organizador, el diputado Baudilio Tomé, ha programado varias mesas de debate abiertas, con público y accesibles a los medios, algo inédito en el PP. Sin embargo, el discurso de la secretaria general, Dolores de Cospedal, estuvo plagado de mensajes internos. El PP vive una crisis que la número dos del partido no negó, pero confió en que esté superada: "Hemos tenido un periodo de cierta turbulencia, pero ha pasado, se ha superado lo que había que superar".

Cospedal lanzó además un clarísimo mensaje de respuesta a José María Aznar, ausente de la convención. Aznar agudizó la crisis del PP la semana pasada al sentenciar, cuando le pedían un consejo para triunfar en política: "Un líder, no varios; un partido, no varios; un proyecto, no varios. La conjunción de estas tres cosas a mí me dio resultado". Cospedal le respondió sin citarle, aunque muchos dirigentes lo entendieron rápidamente y fue la parte más comentada del discurso en los corrillos. "Tenemos un gran líder, un gran proyecto y un gran partido, es lo que necesitamos para sacar a España de la crisis. Este partido es la alternativa", dijo Cospedal. Insistió varias veces en el elogio a Rajoy, al que las cámaras enfocaban mientras ella hablaba y se le apreciaba ruborizado.

El ambiente de la convención, en la que están presentes tanto Alberto Ruiz-Gallardón, sin su mano derecha, Manuel Cobo, suspendido de militancia, como Esperanza Aguirre, con sus colaboradores Ignacio González o Francisco Granados, es el de un intento por olvidar los problemas internos, que nadie da por desaparecidos pero sí controlados. El PP quiere concentrarse en mensajes positivos de alternativa, pero sin concreciones programáticas. Propuestas para el cambio es el título de la convención.

La salida de tono de Francisco Camps (acusó a los socialistas de querer ejecutarlo en una cuneta) fue uno de los ejes de los comentarios entre los dirigentes. Reconocen que al menos pidió perdón, pero muchos están preocupados por su estado anímico, porque sólo así explican una acusación inaudita en un Parlamento.