Fusión inevitable
British Airways e Iberia concluyen una unión que exigirá una estricta política de costes
La fusión de la compañía aérea española Iberia y la británica British Airways (BA) responde a la inevitable lógica de la aviación comercial. El aumento de los costes operativos, la caída de la demanda mundial, las exigencias de seguridad y la creciente presión de las compañías de bajo coste empujan con fuerza hacia la concentración empresarial de las aerolíneas. Al menos desde mediados de la década de los noventa se vaticinaba que la aviación comercial europea quedaría reducida a tres grandes grupos. Pues bien, la nueva compañía hispano-británica será el tercer gran grupo europeo, junto con Lufthansa y Air France-KLM.
La ecuación de canje aceptada indica que BA tendrá la mayoría (55%), pero el presidente será Antonio Vázquez, presidente hasta ahora de Iberia. Tanto Iberia como BA necesitaban concluir la fusión, negociada durante casi 16 meses, por motivos estratégicos y de cuenta de resultados. British estaba acuciada por el peso de los fondos de pensiones en su balance y la urgencia de reducir costes de personal. La línea británica se beneficia además de la importancia del aeropuerto de Barajas, el único de entre los europeos que tiene una capacidad de crecimiento real. Éste es uno de los factores decisivos en las expectativas de negocio de la que será la tercera aerolínea mundial. Es muy probable que la fusión ofrezca la oportunidad de aplicar un plan de despidos en la aerolínea británica. La nueva compañía aérea cuenta además, gracias a la presencia de American Airlines en la sociedad, con la línea de negocio de los saltos atlánticos -vuelos en el interior de Estados Unidos-, que favorece a Iberia.
La lógica empresarial de la fusión -aprobada ayer por los mercados financieros con una subida de Iberia de casi el 12%- llevará a una política muy estricta de control salarial y del empleo en la nueva compañía. Hay que recordar que la fusión sólo resuelve una parte de los problemas que sufren las grandes aerolíneas, exactamente el de las economías de escalas necesarias para competir en Europa, Asia y Estados Unidos. Pero el nuevo grupo se enfrenta al desafío que plantean las compañías de bajo coste. Es decir, BA-Iberia tendrá que competir en calidad, valor añadido y servicios. Esa competición requerirá algo más que mano de hierro en los ajustes de los costes; exigirá también intensificar la inversión en los billetes de más valor añadido.
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