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Las potencias ven ya improbable un pacto vinculante sobre el clima

La UE admite que no hay tiempo para culminar en Copenhague un 'Kioto 2'

La posibilidad de que dentro de un mes haya en Copenhague un acuerdo completo y vinculante sobre el régimen de reducción de emisiones entre 2012 y 2020 que sustituya al de Kioto está cada vez más lejos. La UE admitió ayer por primera vez que no hay tiempo, aunque oficialmente insiste en que es su objetivo. Sin cifras de reducción de emisiones de EE UU, con África en pie de guerra y con voces en la UE que ya hablan de retrasar el acuerdo, Copenhague huele a humo.

En lugar de un acuerdo vinculante, con sanciones incluidas, quedaría uno político de alto nivel, pero con cifras de reducción de emisiones. La UE quiere "un acuerdo completo y vinculante", dijo en rueda de prensa Alicia Montalvo, directora de la Oficina Española de Cambio Climático y una de las portavoces de la Unión. Sin embargo, y ya a preguntas de EL PAÍS, el negociador jefe de la Comisión Europea, Artur Runge-Metzger, admitió: "Cada vez escuchamos más voces que dicen que el tiempo se ha acabado, incluyendo a algunos de nuestros líderes, que creen que la negociación debería retomarse el año que viene". Eso daría una salida a EE UU, que no aceptará un texto hasta que el Senado apruebe la ley de recorte de emisiones, algo no ocurrirá probablemente hasta 2010.

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Pero los países en desarrollo insisten en que hay margen. "La UE va lanzando mensajes de que no hay tiempo y de que bastará un acuerdo político. Pero si las naciones ricas ponen reducciones sobre la mesa hoy, ¿quién dice que en un mes no hay tiempo?", plantea la negociadora de Kenia, Grace Akumu. El secretario de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Yvo de Boer, ha dejado claro que EE UU no anunciará ninguna cifra. Pero aún están sin tocar cuestiones básicas como el exceso de derechos de emisión de Rusia y los países del Este de Europa. Éstos recibieron, tras la firma de Kioto, la posibilidad de vender los derechos derivados del cierre de las contaminantes fábricas soviéticas. Como EE UU no ha comprado -España, sí- el mercado se ha quedado corto, y acumulan entre siete y diez gigatoneladas de CO2

el doble de lo que emite la UE en un año, según Runge-Metzger. Estos países exigen mantener la venta de derechos hasta 2020, pero hacerlo "minaría completamente un tratado con unos objetivos débiles". Supondría que buena parte de la reducción de emisiones se haría sobre el papel, sin efectos reales sobre el clima.

Los ecologistas comienzan a verlo negro. "Si el clima fuera un banco, ya estaría salvado", resumían. El presidente del G77 (grupo de 130 países en vías de desarrollo), el sudanés Lumumba Stanislaus, ha incidido en la misma idea: "No podemos aceptar la destrucción total del planeta como opción. ¿Cuánto han puesto los países ricos contra la crisis financiera? En un par de meses, 1,1 billones, y ahora dicen que no hay tiempo".

Mientras los diplomáticos seguían las negociaciones, los grupos sociales seguían presionando. Si anteayer los sindicatos pidieron una "transición justa" que proteja a los trabajadores, ayer llegó el turno de los empresarios, informa Bertrán Cazorla. Reclamaron "un marco regulador estable y a largo plazo" en el mercado de derechos de emisiones en un acto organizado por la Generalitat y la asociación Climate Group.

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