Un satélite con 'ojos' y 'cerebro' de factura catalana
SMOS medirá el cambio climático
"Hemos puesto una nueva estrella en el cielo, de la que cada uno de quienes hemos participado en el proyecto tenemos un pedacito". La estrella a la que ayer se refería Manuel Martín-Neira, ingeniero de la Agencia Espacial Europea (ESA), es el satélite SMOS, que surca el cielo desde la madrugada del lunes, cuando fue lanzado desde la base espacial rusa Plessetesk. Y quienes han contribuido a su puesta en órbita son, fundamentalmente, científicos y empresarios catalanes. Es el primer gran satélite que lidera España desde el punto de vista científico, tecnológico e industrial.
A más de 700 kilómetros de la Tierra, el satélite SMOS tiene la misión medir, con una precisión jamás lograda, la humedad del suelo y la salinidad de los océanos, una información clave para entender y combatir el cambio climático. Los datos recogidos por el satélite serán útiles también para la previsión meteorológica, y para el estudio de las corrientes marinas o la productividad pesquera y agrícola.
Con una antena en forma de Y, el satélite observará la Tierra y medirá la salinidad oceánica y humedad del suelo gracias a sus ojos privilegiados: 75 sensores que ha desarrollado y fabricado la empresa catalana Mier Comunicaciones en su sede de La Garriga (Vallès Oriental). Se trata de la parte tecnológicamente más avanzada del satélite: unos sensores extremadamente sensibles y ligeros gracias al uso de tecnologías miniaturizadas (MMIC), diseñados por Mier para esta misión. "Es el proyecto más gratificante de mi vida profesional", señalaba ayer con indisimulado orgullo Pedro Mier, presidente ejecutivo y alma de una empresa aeronáutica con una trayectoria de más de 50 años. Para la misión SMOS, la compañía de La Garriga ha tenido que triplicar sus quirófanos, o salas blancas, espacios con las condiciones ambientales y de temperatura controladas donde se han fabricado los sensores y se han realizado los ensayos.
A la contribución catalana el satélite SMOS debe también su cerebro. Martín-Neira, de la ESA, considerado el padre del proyecto, es ingeniero formado en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que se ha responsabilizado del diseño y desarrollo de la tecnología necesaria para garantizar el éxito de la misión. La UPC y el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, colíder científico del SMOS, se encargarán de recoger los datos que el satéltite mandará a la estación de la ESA en Villafranca del Castillo (Madrid) y los transformarán en información útil para los científicos.
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