"España sintoniza con el repertorio ruso"
El Palau de les Arts de Valencia abre esta noche su temporada lírica con un estreno en España: la monumental Los Troyanos, de Héctor Berlioz, casi cinco horas de música que con los entreactos se van a seis de espectáculo. Una superproducción, pues, con una veintena de cantantes solistas alternándose en los papeles principales, coro de la Generalitat y orquesta de la Comunidad Valenciana al completo.
El montaje escénico va firmado por Carlus Pedrissa / La Fura dels Baus. Aunque no se han dado muchos detalles de en qué consistirá, la idea, de salida, promete. Pedrissa ha encontrado en la Eneida, que es la obra en la que se basa el libreto del propio Berlioz, una similitud con una pandemia que se introduce en Troya en forma de caballo y se extiende por todo el Mediterráneo (en la versión de Virgilio) e incluso llega hasta Marte (en la versión furera). En fin, se verá.
"Los Troyanos' es una respuesta mediterránea al 'Anillo' de Wagner"
Al frente de este gran peplum, que se suele representar poco por las dificultades que entraña, se colocará el director Valeri Gergiev (Moscú, 1953), un habitual de las programaciones españolas. El lunes, sin ir más lejos, estará en Barcelona para abrir la temporada de conciertos de Ibercàmera con la Orquesta del Teatro Mariinski de San Petesburgo (antes Kirov), su orquesta, aunque dirige muchas otras por todo el mundo, principalmente la Sinfónica de Londres y la del Metropolitan de Nueva York.
Pregunta. ¿Por qué se ha metido en semejante berenjenal?
Respuesta. Precisamente porque es una obra inusual. Hasta ahora, de Berlioz he dirigido sólo otra ópera, Benvenuto Cellini. Pero Los troyanos es mucho más dramática, una especie de respuesta mediterránea al Anillo de Wagner, con quien mantuvo una gran rivalidad. Me atraía este reto. En noviembre la dirigiré en el Mariinski [es una coproducción con este teatro y el Wileki de Varsovia]
P. ¿No teme que la gente se aburra?
R. Me preocupa mucho, no crea. Y hemos trabajado a fondo con Pedrissa para que esto no ocurra. La ópera tiene de todas formas momentos de gran impacto, como la escena de la matanza de las mujeres troyanas. Es larga, pero también muy variada.
P. Usted mantiene una relación muy estrecha con España.
R. La primera vez que estuve en Mérida, creo que en 1989, al poco de ser nombrado titular del Mariinski, dirigí Salambô, una ópera poco conocida de Mussorgski. Desde entonces, siempre me ha parecido que aquí, por algún motivo, se sintoniza bien con el repertorio ruso, que es al que yo he dedicado más atención. Ahora estoy trabajando en la Yolanda de Tchaikovski, que espero dirigir aquí. España acaso ostente el liderazgo europeo en la construcción de nuevos auditorios y teatros en los últimos 20 años.
P. Usted nació en Moscú, pero se siente osetio, ¿no es cierto?
R. Soy un ruso del Sur, en efecto, de ahí acaso procede mi conexión con España. Pasé en el Cáucaso mi infancia y mi primera juventud. Es una zona que se encuentra cerca de Chechenia, Georgia, el mar Caspio, Armenia, Azerbajan. Políticamente es una zona muy compleja, pero culturalmente es de una gran riqueza. Yo me beneficié de todas esas tradiciones en aquellos años, si hubiera pasado esa etapa en Moscú no habría estado tan preparado para afrontar después una carrera internacional.
P. Tras el ataque de Georgia a Osetia del Sur usted actuó en un concierto en la calle, frente a las casas bombardeas.
R. La situación allí es muy complicada, porque Osetia formaba parte de Georgia, pero fue atacada por los georgianos y surgió un fuerte sentimiento independentista. Hubo una terrible matanza de civiles y yo di un concierto en verano de 2008 para solidarizarme con la población civil. La intervención del ejército ruso fue providencial para detener aquella barbarie. Yo no estoy metido en política, pero veo la cosa de la siguiente manera. Hace 25 años la Unión Soviética y China eran bastante similares, salvando todas las distancias. Ambos eran potencias que contaban con un partido comunista fuerte. China decidió reformarse transformando su economía, Rusia lo hizo cambiando el sistema político. El resultado es que Rusia se ha hundido y China va como un tiro.
P. Lo cual no impide que el Mariinski esté construyendo una segunda sede en San Petesburgo.
R. Así es, esperamos inaugurarla hacia 2011. Pese a las dificultades, la obra no se ha parado nunca. La cultura todavía cuenta en Rusia, por fortuna. La verdad es que necesitamos más espacio. ¡Piense que sólo en vestuario debemos tener más de 100.000 trajes!
Babelia
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