Un hijo será separado de su familia por su obesidad
Los padres ocultan al niño, que pesa 70 kilos con 9 años
El Servicio de Menores de la Xunta de Galicia ha decidido separar de sus padres a un niño de 9 años que pesa 70 kilos. Alegan que ese sobrepeso "puede costarle la vida". Desesperados, los padres han ocultado al niño y piden apoyo especializado para atenderlo debidamente y poder tenerlo con ellos. "Quiero que sea feliz, que vaya al colegio, que, por favor, no nos lo quiten", sollozaba la madre.
La Xunta, tras algún intento fracasado para que el niño siguiera una dieta vigilada, decidió esta semana retirarles la tutela por "desamparo" derivado de una mala alimentación, e ingresarlo en el centro de menores de A Carballeira, en Ourense. Llevados por el pánico, los padres le hicieron adelgazar 10 kilos en siete días hasta bajar a los 70,5 que pesa ahora. Por último, ante la inminencia del ingreso en el centro de menores, lo ocultaron.
La Xunta de Galicia considera que hay "desamparo" por mala alimentación
Ahora, desolados, piden ayuda. "Esto es desproporcionado", lamentan. Tanto la Administración gallega como el Ministerio Fiscal consideran a los padres responsables de la mala dieta que pone en riesgo la salud del menor. Pero ellos prefieren asumir el riesgo de la mala salud frente al daño psicológico que, en su opinión, supondría para el niño desvincularlo del núcleo familiar.
Luis Montoya y Margarita Gabarri no están dispuestos a renunciar a su hijo. Para este matrimonio de gitanos, la familia es primordial. En el juzgado han reclamado la suspensión cautelar de la retirada de la custodia alegando graves riesgos psicológicos para el menor.
"Nada de desamparo, todo lo contrario, es un niño sano y feliz", replica el abogado de la familia, José Luis Rodríguez, convencido de que los fallos en la alimentación evidencian, en todo caso, "un problema cultural" pero no de abandono ni de mala fe. "La Administración debería haber educado primero a los padres sobre la importancia de una dieta equilibrada", replica el letrado.
La obesidad del pequeño se manifestó cuando apenas tenía cinco años y 83 kilos de peso. Sufrió por ello continuos ingresos en el hospital y la Administración le impuso entonces a la familia una dieta. Un centro controlaba rigurosamente las comidas del pequeño de lunes a viernes, pero los fines de semana, en el domicilio paterno, el menor comía cuanto quería.
Rodríguez no minimiza el riesgo físico del pequeño Montoya, pero sostiene que se está corrigiendo y lamenta que en los informes de la Administración no se insinúe siquiera el riesgo del daño que supondría retirar al menor del entorno familiar.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo mantiene que la Administración "no tiene ningún interés" en retirarle la tutela a los padres, pero apela a "la obligación de velar por los intereses del menor".
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