"La educación nos permitirá salir de la pobreza"
Cambió la política por los niños en la Fundación Pies Descalzos
Negociadora con las FARC, ministra de Educación, candidata electa a la alcaldía de Bogotá, embajadora de Colombia en España y ahora presidenta de la Fundación Pies Descalzos. Mientras cuenta todo esto pide unos huevos con chistorra. "Mis tres años en España me llevaron a una aventura gastronómica impresionante. Provengo de un país con dos mares y descubrí el pescado aquí". Y antes de ahondar en su vida cuenta las exquisiteces que le apasionan: gambas, cigalas, percebes, almejas... Pide unas gambas a la plancha. "¡Qué buenas!". Estudió periodismo en Colombia y cine en Londres; a la vuelta a su país, Colombia, entró en contacto con Luis Carlos Galán y, tras su asesinato, hace 20 años, se metió de lleno en la política.
Cambió la política por los niños en la Fundación Pies Descalzos
Ha sido en la esfera pública donde ha desarrollado su carrera profesional durante dos décadas hasta que conoció a la cantante Shakira y decidió dar un rumbo diferente a su vida, involucrándose, con igual pasión que hasta entonces había desarrollado en la actividad pública, en la fundación sin ánimo de lucro en la que ella trabaja para conseguir educación y alimentos a cerca de 6.000 niños desplazados en Colombia. "Si hasta los seis años un niño no ha pisado una escuela, puede que se quede en la calle para siempre y sus posibilidades de salir del estrato de la pobreza son nulas. Tenemos ya 16 niños que están en la Universidad ¡y eso es un logro impresionante para nosotros!", puntualiza.
María Emma Mejía cuenta, antes de acabar las gambas, sus visitas con Alonso Salazar, actual alcalde de Medellín, a la comuna en la que Pablo Escobar campaba a sus anchas. "Decidimos tratar de robar en su propio terreno a una generación de jóvenes que iban destinados a ser sicarios de Escobar. Nos fuimos acercando poco a poco a una población que había sido abandonada por el Estado. Y la experiencia fue maravillosa". ¿Tenía miedo? "¿Cómo no? Por aquel entonces, yo llevaba siempre colgado en la muñeca un kit de aseo por si era secuestrada. Incluso en algún momento Escobar hizo llegar el mensaje de que la monita, así es como nos llaman a las rubias en Colombia, podía andar tranquila. Fueron tres años muy importantes de mi vida". Habla tanto que se le olvida lo que tiene en el plato. ¿Podemos pedir un poco de jamón? Y mientras el camarero se acerca para pedírselo, da pie para hablar de su papel de negociadora. "Las cosas fracasaron, pero estoy segura de que hay que buscar una salida negociada a la violencia que hemos vivido durante tantos años. Algún día, nos sentaremos en una mesa porque no hay conflicto en el mundo que se haya logrado vencer militarmente". Mejía lo tiene claro y eso después de reconocer que ha habido muchos momentos a lo largo de los 20 años que estuvo en la política que pasó verdadero miedo. "El mundo de la selva colombiana es muy asustador, hay demasiado fundamentalismo encerrado entre los matorrales".
En Colombia, cerca del 50% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y el 23% de los niños no terminan la escuela primaria. María Emma Mejía está volcada en ese mundo infantil, convencida de que será a través de una educación para todos como su país podrá abandonar la pobreza en la que vive.
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