"Difundir el arte es difundir emociones"

Alicia Fernández acaba de estrenarse como directora de la Sala Rekalde en el momento en el que la Diputación de Vizcaya ha aprobado un plan estratégico para frenar el declive de esta entidad artística, fundada en 1991.

Pregunta. ¿De quién se va a preocupar más, de los artistas o del público?

Respuesta. De ambos. La Sala Rekade, al igual que los centros de arte o los museos, son espacios de mediación entre los artistas y el público. Son los canales de comunicación entre ellos.

P. Canales que abundan. ¿Los artistas responden a los medios que se dedican al arte?

R. Tenemos la suerte de vivir en un lugar que cuenta con una buena red de centros dedicados a la formación y de espacios expositivos. Los artistas son conscientes de que es así y responden satisfactoriamente a los retos que se les plantean desde las instituciones, aunque también está dentro de su papel reivindicar más apoyos. Está bien aproximarse a ellos y dialogar para difundir mejor su trabajo, y establecer puentes con el mercado, con las galerías, con los museos. Entre todos formamos una trama.

"No creo que las críticas a mi nombramiento afecten al proyecto"

"Los centros de arte y los museos deben contribuir a crear ciudad"

P. ¿Cómo quiere establecer las relaciones con esa trama?

R. El plan estratégico de la Sala Rekalde prevé establecer alianzas externas, proyectos de colaboración de otras entidades, y combinar los recursos públicos con el patrocinio privado.

P. ¿Las críticas de la comunidad artística a su nombramiento van a suponer un obstáculo?

R. No ignoro esas reacciones, pero no creo que entorpezcan el desarrollo del proyecto ni mi relación con el mundo artístico. Me siento muy cercana a los artistas. Para mí es una gran satisfacción ver el crecimiento de mis compañeros de Bellas Artes y sé lo que les cuesta sacar adelante sus carreras artísticas.

P. Malos tiempos para buscar dinero en las empresas

R. Sí. No es el mejor momento en una etapa de crisis económica. Por eso hay que optimizar el uso de los recursos que llegan del presupuesto público y abrir las puertas a otras fuentes de financiación. Y agudizar el ingenio.

P. ¿Qué ofrecerá a los candidatos a aportar fondos?

R. Bueno, no tenemos el glamour del Guggenhiem ni la tradición y la historia del Museo de Bellas Artes, pero ofreceremos una programación de calidad contrastada, equipo y trabajo.

P. ¿Se ha fijado un objetivo de incremento de visitantes?

R. No. No creo que el buen trabajo de la sala se mida por el número de visitantes. Yo confío en la inteligencia del público y creo que responderá si la oferta es buena. No me gusta hablar de público en general. Prefiero pensar en las personas que van a venir a Rekalde, en que cada una de ellas tenga una experiencia satisfactoria, que la obra de los artistas despierte su curiosidad, que decida acercarse a las distintas manifestaciones del arte contemporáneo. Y que vuelva otro día. Cada persona que atraviesa la puerta de la sala nos da su confianza, nos da su tiempo y vamos a trabajar para no defraudarle. Difundir el arte no es difundir la teoría; es difundir sensaciones, emociones y pasión.

P. ¿Resulta adecuada la tutela de los artistas desde las instituciones públicas?

R. Puede haber una parte de tutela, pero también debe haber independencia. A los artistas hay que darles cierto cobijo, apoyando las carreras emergentes, pero sin proteger en exceso al artista, sin hacerle sentirse controlado. No tenemos que pensar que los artistas jóvenes son unos malcriados que están a la espera del dinero público. Los que de verdad tienen talento saben aprovechar las oportunidades que les ofrecen.

P. ¿Qué perfil de artista mostrará su obra en Rekalde?

R. No conviene hacer departamentos estancos. El espíritu de Rekalde va a ser la intercomunicación entre artistas locales e internacionales y la transversalidad entre las artes. Las carreras que están naciendo están en una momento delicado y necesitan apoyo, pero también es interesante ver su evolución posterior. Queremos que las manifestaciones creativas, las artes plásticas, la música, el cine o el diseño se interrelacionen. Y también estar en contacto con el resto de la ciudad. Los centros de arte y los museos deben contribuir a crear ciudad, deben tener un papel en la creación de espacios activos para los ciudadanos. Es un privilegio estar cerca del Guggenhiem y del Museo de Bellas Artes y tenemos que aprovecharlo.