El Vendrell busca el pasado de sus vecinos
Una exposición invita a los ciudadanos a identificarse en fotografías antiguas
La expresión es idéntica: coincide la mirada de pillo, la sonrisa y hasta el peinado rematado por un tupé. El retrato de Joan Méndez, de 67 años, llevaba desde 1946 acumulando polvo en el Archivo Comarcal del Baix Penedès. Sólo que todavía no era el retrato de Joan Méndez, sino el de un desconocido posando junto a otros chicos. El archivo y la organización Amigos de la Historia de El Vendrell decidieron exhibirlo junto a otras 240 fotografías para que los vecinos reconozcan a los figurantes y aporten datos al fondo documental. Y Joan Méndez, más de seis décadas después, se ha dado de bruces con él mismo cuando tenía cuatro años. "No había vuelto a ver esta foto desde cuando nos la tomaron", recuerda emocionado. "Apenas he cambiado, sólo me ha salido barba".
"Diría que es Ramoneta, una chica que ya está muerta", comenta una vecina
La exposición es sólo un fragmento del proyecto con que el archivo, el Ayuntamiento de El Vendrell y el Consejo Comarcal buscan explotar la riqueza de 16.000 fotos sin identificar. Fueron tomadas entre la posguerra y los años sesenta por Feliu Olivé Nin, nacido en El Vendrell en 1890 y fallecido en 1968. "Son parte importante de la historia del municipio, explican toda una época", subraya la directora del archivo, Natividad Castejón. La inmensidad del fondo fotográfico, que los familiares de Olivé cedieron al Ayuntamiento, permite reconstruir la historia de la comarca.
Los organizadores de la exposición, que estará abierta hasta finales de mes en la sala La Fustería de El Vendrell, piden a los visitantes que identifiquen a los retratados. Por ello Méndez no sólo ha añadido su nombre al fondo documental: también su mote y el de sus hermanos, el oficio de cada uno y otra información, como el paradero de los que aparecen en la foto. "Nos interesa especialmente el oficio", subraya el archivo, empeñado en incrementar la calidad de la información de su fondo.El proyecto se puso en marcha en 2003 y no siempre se zanja con el mismo éxito. La actual es la séptima exposición que realiza el archivo, se han expuesto ya unas 2.500 imágenes y aproximadamente el 10% de las fotografías siguen sin identificar. "Los retratos sobre los que no obtenemos información se intentan exponer en posteriores ocasiones, pero al final los acabamos retirando. Mucha gente que aparece en las imágenes ha fallecido, la memoria se va perdiendo", lamenta un portavoz de Amigos de la Historia.
Es el caso de la madre de Mari Carme Cardó, de 81 años, que mira con sorpresa el florido modelo que vestía a los 12 años cuando ella y su familia fueron al retratista. "Hace ilusión vernos a todos juntos tantos años después", suspira tras escribir con mimo su nombre y el de sus parientes en las fichas hasta entonces incompletas del archivo. Para Cardó el hallazgo no es ninguna sorpresa: unos amigos la avisaron de que su retrato aparecía sin identificar en el fondo documental. "Esta foto no la encontramos nunca. Mi familia no debía de tener dinero para comprarla y ahora aquí está". A su alrededor retratos de monjas, jóvenes vestidos de primera comunión y peinados imposibles recrean toda una época. Una amiga arroja pistas sobre el paradero de otra mujer que sonríe en otra instantánea. "Diría que es Ramoneta, una chica que ya está muerta". El mal augurio no desanima a Cardó. "Pensaba que todo esto se habría perdido", señala alegre la mujer.
No se perdió gracias a una ardua labor de recuperación documental. Los miles de imágenes a las que el archivo pretende poner nombre estuvieron 28 años guardadas bajo llave en una casa privada. En 2003, Amigos de la Historia lanzaron la idea de realizar un proyecto de identificación masiva en una parte de los retratos. La repercusión del proyecto fue un éxito, aunque su alcance terminó en fiasco: las imágenes estaban en mal estado y apenas podían exponerse al público. En 2006 el archivo comarcal entró en el proyecto y empezó a digitalizar una a una todas las imágenes. Algo más de la mitad, unas 9.500, están ya listas para ser expuestas sin arriesgar el original. El proyecto prevé realizar una exposición anual para ir resolviendo el enigma de quién aparece en cada foto. En el mejor de los casos, culminar el proceso requerirá más de 20 años.
La excitación que ha despertado entre los vecinos compensa la dificultad de culminar el proyecto. "Muy bonito, precioso", comenta Antonia López, de 64 años, que se ha colado en el recinto empujando con fuerza la puerta, donde un cartel aclaraba que la exposición aún no estaba abierta al público. López no confía en encontrarse en los retratos porque residió en Utrera (Sevilla) hasta que cumplió los 30 años. Lejos de importarle, recorre fascinada el recinto. "Los peinados, las familias, es como revivir aquellos años".
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