Signos de congelación
La caída de la inflación y la vivienda indican una intensa depresión de la actividad y el consumo
Dos indicadores económicos fundamentales han venido a confirmar el deterioro de la actividad económica española a la altura del tercer trimestre de este año. Por una parte, el precio de la vivienda libre sigue cayendo; en el tercer trimestre del año bajó el 8% respecto al mismo periodo del año anterior y el 0,9% en relación con el segundo trimestre del año. Por otra, la tasa de inflación sigue a la baja y se resiste a cumplir con las previsiones de que empezaría a recuperarse a partir del tercer trimestre del año. En septiembre los precios cayeron el 0,2% y la tasa anual de inflación es negativa, el 1%. Tan negativa que, después de siete meses de tasas negativas, está siete décimas por debajo de la inflación de la zona del euro, una situación sorprendente para una economía tradicionalmente tan inflacionista como la española.
Ambos indicadores confirman que la demanda no se recupera y que, probablemente, no lo hará ni siquiera en 2010. En estos momentos, el cálculo más probable indica que el consumo de los hogares, muy afectados por la recesión, seguirá cayendo al menos hasta el último trimestre del año próximo. Las previsiones para el consumo son tan malas porque el mercado de trabajo todavía no ha tocado fondo. Lo más probable es que durante los próximos tres trimestres aumente el desempleo de forma significativa y se cumpla la estimación de que la tasa de paro rebasará el 20%.
No obstante, hay que insistir en que no se corre, de momento, un riesgo real de deflación, aunque esté aumentando el número de bienes y servicios con tasas de inflación negativa. La evolución esperada indica que en diciembre el IPC volverá a tasas positivas y el año próximo estará en crecimientos del 1,4%. Las causas de este aumento son las clásicas: el precio del petróleo, sobre todo. El aumento del IVA que acaba de decidir el Gobierno a partir del año próximo también incidirá en el mismo sentido.
La conclusión es que no hay, por el momento, signos de recuperación económica que puedan respaldarse con los indicadores conocidos. Es posible que el Gobierno conjeture, quizá con algún fundamento, que ya durante el año que viene haya crecimientos intertrimestrales positivos del PIB. Pero los daños más graves causados por la crisis financiera, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la recesión, es decir, el hundimiento del consumo y la muy alta tasa de paro, no se podrán corregir antes de 2011.
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