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Reportaje:

La donación de Calatrava

El arquitecto cede 30.000 euros a la Casa de Misericordia de Bilbao - El dinero es la indemnización que recibió por el 'caso Zubi Zuri'

El polémico litigio que enfrentó durante dos años al Ayuntamiento de Bilbao y al arquitecto valenciano Santiago Calatrava por la ampliación de su puente Zubi Zuri ha revertido al final en una obra benéfica. El diseñador de la actual terminal del aeropuerto de Loiu ha donado a la Casa de Misericordia de la capital vizcaína, dedicada a la atención residencial de ancianos, la indemnización de 30.000 euros que recibió del consistorio y dos constructoras.

Pese a que los jueces rechazaron la millonaria compensación que reclamaba Calatrava -tres millones de euros-, la Audiencia de Vizcaya sí reconoció que se vulneró el derecho a la integridad de su obra cuando se le añadió una pasarela concebida por el japonés Arata Isozaki.

Fue la propia entidad benéfica, que atiende a 192 ancianos, la que propuso la idea
Calatrava ha querido reconocer la labor social que realiza la entidad

Así las cosas, fue la propia entidad benéfica bilbaína, fundada en 1774, la que le propuso al arquitecto que le cediese el dinero obtenido del reconocimiento judicial a la propiedad intelectual. "Le propusimos que el dinero revertiera en Bilbao en vez de en Nueva York, Valencia u otras ciudades y nos llena de satisfacción que haya tomado esta decisión. Estamos encantados y agradecemos su consideración", apuntaron fuentes de la Casa de Misericordia.

Inmersa en unas obras de mejora de la última planta de sus instalaciones, es "probable" que la institución bilbaína destine la inesperada inyección de dinero a dicha reforma, que se traducirá en la modernización y ampliación del equipamiento.

En la actualidad, la Casa de Misericordia, situada en junto a San Mamés, cuenta con 212 plazas (tras las obras habrá entre cuatro y cinco más), de las que 192 están ocupadas. La entidad, en la que trabajan unas 200 personas, ha desarrollado una dilatada trayectoria de asistencia a ancianos con pocos recursos y de acogida de niños, una tarea que dejó de desempeñar en 1989.

"Reconocer" esa "labor social" de casi dos siglos y medio ha sido precisamente el motivo por el que Calatrava ha querido ayudar a la institución bilbaína.

La Casa de Misericordia recordó ayer que los servicios que presta en el campo asistencial "son posibles gracias a la administración responsable de un patrimonio que desde su origen ha sido creado a base de legados y donaciones como ésta".

El conflicto judicial que enfrentó a Calatrava y el Ayuntamiento de Bilbao, el primer pleito en España sobre la vulneración de la integridad de una obra de ingeniería, se remonta al 28 de febrero de 2007, la víspera de la inauguración de la pasarela que conectaba con el puente de Calatrava. Un juzgado bilbaíno rechazó en primera instancia los argumentos del arquitecto al dar prioridad a la función pública del puente, pero la Audiencia de Vizcaya finalmente le dio en parte la razón.

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