Las deducciones e incentivos se llevan la tercera parte de los ingresos fiscales
Las haciendas vascas dejan de recaudar 6.689 millones por estos conceptos
La recaudación tributaria, la principal fuente de ingresos de las haciendas vascas, se ha derrumbado un 23,9% durante los ocho primeros meses del año. Son casi 2.100 millones de euros menos que en el mismo periodo del año pasado. A esta importante merma económica hay que añadir lo que anualmente las haciendas renuncian a recaudar: los denominados "incentivos fiscales". Para este año se habían previsto 6.689 millones por este concepto, que supone en conjunto la tercera parte de los ingresos tributarios del País Vasco.
Los incentivos están recogidos como "gastos fiscales" por las diputaciones, que todos los años están obligadas a cuantificarlos en sus respectivos proyectos presupuestarios. Son todo un catálogo de deducciones, exenciones, bonificaciones, desgravaciones y otros beneficios fiscales que quedan al margen de la recaudación. Y tienen como finalidad principal la de "discriminar" en favor de determinados contribuyentes o actuaciones para cumplir determinados objetivos de política económica y social. Los incentivos fiscales en 2008 se elevaron a 6.279 millones, una cantidad que este ejercicio se podría incrementar en algo más de 400 millones, según las previsiones.
El impacto podría ser todavía mayor, al no contemplarse las rentas exentas
El margen para reducirlos es muy pequeño, según los expertos
La relación de beneficios o gastos fiscales que contempla la normativa vasca es la cantidad de recursos públicos que las haciendas dejan de ingresar anualmente. Este año ascienden a 6.689,2 millones. La teoría dice que esta suma que los ciudadanos y las empresas dejan de tributar va destinada a fines tan diversos como la protección de la familia (educación, vivienda, sanidad...), la promoción del ahorro y la inversión, o el fomento de la inversión empresarial. Teniendo en cuenta que para este ejercicio está previsto recaudar por Álava, Guipúzcoa y Vizcaya 13.321,5 millones por tributos concertados, el importe de los beneficios representa el 33,4% de la recaudación total teórica. El peso de las ayudas o gastos fiscales es semejante en los tres territorios, al contar estos con una estructura impositiva muy parecida, aunque en Álava es un punto superior a la media.
Por tributos, los beneficios fiscales concedidos en el Impuesto de la Renta (IRPF) suponen 3.521 millones en los tres territorios, algo más de la tercera parte del total de los incentivos. En este capítulo están incluidos hasta quince conceptos impositivos diferentes para que el contribuyente obtenga ventajas fiscales, como las exenciones por reinversiones en vivienda habitual o por dividendos, las reducciones por rendimientos de trabajo o las deducciones por alquiler o adquisición de vivienda, las cuentas vivienda, por invertir en actividades profesionales, o las deducciones por actividades de mecenazgo. Analistas consultados opinan, sin embargo, que los gastos fiscales están calculados a la baja, al no estar cuantificados, por ejemplo, todas las rentas exentas (premios, subvenciones, indemnizaciones por despido...) o la tributación al 18% de los rendimientos de capital.
En el Impuesto de Sociedades, que grava los beneficios de las empresas, se cuantifican los incentivos fiscales en 1.268 millones y engloban los tipos impositivos especiales que disfrutan las cooperativas y pequeñas empresas o las deducciones en la cuota por inversiones o creación de puestos de trabajo. Y el IVA prevé unos beneficios fiscales de 4.121 millones, por operaciones gravadas a tipos inferiores al 16%. Al tratarse de un impuesto armonizado en el conjunto de la UE, las haciendas vascas no disponen de capacidad normativa para introducir modificaciones.
Ante la dimensión que tienen los incentivos fiscales en la tarta recaudatoria, y a la vista de la caída drástica de los ingresos tributarios en lo que va de año, las autoridades económicas del Gobierno y las diputaciones han abierto un debate sobre la posibilidad de retocar esas restas para corregir la considerable pérdida de recursos públicos. ¿Hay margen para suprimir o rebajar algunos de los beneficios impositivos? Los expertos coinciden en que "hay muy poco recorrido". "El margen de depuración es muy limitado", opinan, porque cualquier variación o supresión de determinadas deducciones o bonificaciones "no sería tolerada socialmente".
Más allá de los recortes que las instituciones se verán obligados a aplicar en sus gastos corrientes y en algunas inversiones, y del socorrido recurso al endeudamiento público, las haciendas forales y la consejería de Economía y Hacienda ya han dejado claras sus intenciones de no abordar grandes reformas tributarias en un periodo de crisis; esto es, "no modificar" el actual diseño de los impuestos, excepto pequeños retoques. Se inclinan, precisamente, por limar algunas de las bonificaciones en vigor, según ha adelantado públicamente el consejero Carlos Aguirre y el diputado de Hacienda de Álava.
La principal víctima será la deducción de los 400 euros, introducida el pasado ejercicio para "incentivar la actividad económica" a rebufo del Gobierno de Rodríguez Zapatero y que ha tenido "un alto coste", según las diputaciones. Este año se dejarán de ingresar 336 millones de euros por esta ayuda. Con el tijeretazo que se le pretende dar ahora -para que sólo puedan acceder total o parcialmente a esta deducción las rentas inferiores a 20.000 euros-, las arcas públicas podrían recuperar unos 250 millones que han dejado de recibir en los dos últimos ejercicios. Algunos analistas fiscales también consideran "innecesario" el mantenimiento de la reducción impositiva por aportaciones a EPSV y planes de pensiones, que en los tres territorios tienen un impacto en la recaudación fiscal de 421 millones en total.
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