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El 'ladrillo' amenaza el esquí

El concurso de acreedores de Nozar y Martinsa Fadesa abre interrogantes sobre la continuidad y el desarrollo de Boí-Taüll y del proyecto de la Vall Fosca

"Toda la vida habíamos soñado con un proyecto de estas características", dijeron los vecinos cuando se iniciaron las obras en la Vall Fosca. El proyecto era más que ambicioso: preveía una estación de esquí con 40 kilómetros de pistas en la montaña de Filià, un complejo de 2.400 plazas hoteleras y 965 viviendas de lujo en el núcleo de Espui, además de un campo de golf de nueve hoyos, un aparcamiento para 2.400 vehículos, un centro de convenciones y equipamientos para el ocio.

Hoy, a la espera de la nueva temporada de esquí, el paisaje está lleno de cicatrices y de escombros en medio de grúas inmóviles. Cuando Martinsa anunció el proceso concursal, estaba levantando 96 apartamentos. De ellos, casi la mitad estaban acabados o en la recta final. También estaba casi terminado el campo de golf y se había ejecutado el 40% de la infraestructura de las pistas. Pero las calles se han quedado a medio urbanizar y la maleza ha invadido el campo de golf, donde ya no se distinguen las zonas de green. Los vecinos se muestran decepcionados y creen que el pan para hoy puede ser hambre para mañana si la situación se alarga.

Nozar aportó Boí-Taüll como garantía de su deuda con Colonial

El futuro es turbio desde que entró en concurso de acreedores, en julio de 2008, la inmobiliaria Martinsa Fadesa, que arrastra deudas de 7.000 millones de euros. Pero el ladrillo también ha arrojado a la incertidumbre a Boí-Taüll Resort, que funciona desde hace 20 años. Su dueña, Nozar, acaba de declararse en concurso.

Pasa a la página 5Cuando Martinsa anunció que iba a crear un complejo turístico y residencial en 2005, a los habitantes del valle (700 personas repartidas en 19 pequeños núcleos) se les abrieron los ojos creyendo que se harían de oro. Y a la constructora no le resultó laborioso convencerles de que vendieran sus prados, a cambio de cantidades generosas. Todos cobraron en su momento, pero nadie sabe cuánto percibió su vecino. La actividad constructora se hizo frenética y el proyecto debería estar listo al inicio de la próxima temporada de esquí, junto con 1.300 plazas hoteleras. Nada de eso se ha cumplido.

El hotelero Josep Maria Llebot asegura que la parada de las obras ha sido un duro golpe para toda la gente de la comarca. "Aquí, con el turismo de verano nos iba muy bien, pero con tres o cuatro meses no nos daba para vivir todo el año. El esquí es la única solución. Los que vivimos aquí vemos las cosas de forma diferente a como lo hacen quienes vienen a pasar una semana", señala en alusión a los ecologistas, defensores de otro modelo de desarrollo para el Pirineo.

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Martinsa Fadesa, que en 2008 protagonizó el mayor concurso de acreedores hasta entonces en España y ha dejado una legión de acreedores y afectados, ve posible reanudar los trabajos en cuestión de meses. Depende de si logra desbloquear la situación concursal que tramita el Juzgado número 1 de lo Mercantil de A Coruña. La empresa está dispuesta a escuchar "ofertas serias" de otros grupos que quieran adquirir los activos de la estación. "Lo que no haremos nunca será vender por debajo del precio de mercado", indica la sociedad.

El alcalde de La Torre de Capdella, Josep Maria Dalmau, se muestra optimista y cree que el proyecto seguirá adelante porque Martinsa está interesado en él y durante este tiempo ha continuado la actividad inmobiliaria en otros lugares. "Desde el Ayuntamiento, al igual que se está haciendo desde la Generalitat, lucharemos para que las obras continúen, con esta empresa o con otro grupo inversor", señala Dalmau.

A pocas decenas de kilómetros de distancia, el concurso de acreedores presentado hace pocos días por la inmobiliaria Nozar, que no ha podido refinanciar una deuda de 700 millones de euros, proyecta sombras sobre el futuro de la estación de esquí Boí-Taüll Resort. La empresa de Luis Nozaleda es propietaria del 98% de las acciones de la estación.

Los bancos acreedores exigieron que la inmobiliaria aportara garantías adicionales para poder aceptar el plan de viabilidad, algo que la empresa no pudo lograr al tener la mayoría de sus activos hipotecados o pignorados.

La estación de esquí propiamente dicha ha quedado fuera del concurso de acreedores y se ha visto arropada recientemente por un aval de 2,2 millones del Instituto Catalán de Finanzas (ICF) a un crédito que tres bancos le habían concedido para que pudiera funcionar con autonomía la próxima temporada. La Generalitat, que descarta adquirir la estación como antes hizo con las de Espot Esquí y Portainé, vería con buenos ojos una posible unión de los dominios esquiables de Boí y la Vall Fosca, como ya preveía el Plan de la Nieve presentado hace algunos años. Boí-Taüll nunca ha visto con buenos ojos la propuesta. Los responsables de la estación aseguran que el futuro del complejo está garantizado con independencia de que pueda cambiar de propietario. Y eso tiene visos de ocurrir: Boí-Taüll figura como garantía de pago de una deuda de 135 millones que Nozar tiene con la inmobiliaria Colonial, controlada por La Caixa y el Banco Popular. En realidad, hubiera pasado ya a sus manos si Colonial no se hubiera avenido a renegociar esa deuda en enero pasado. En los últimos meses la estación ha presentado un expediente de regulación de empleo que afecta a 16 trabajadores y ha decidido cerrar hasta diciembre los seis hoteles, con un total de 1.200 plazas, que tiene en la zona "para reducir gastos", según ha reconocido su consejero delegado, Jordi Sabaté.

El futuro de este complejo invernal, propiedad de Nozar desde 2004, han creado inquietud en el valle porque ven peligrar 400 puestos de trabajo directos. No parece excesivamente preocupado el alcalde de Boí, Joan Peralada, convencido de que la estación abrirá la próxima temporada. "La situación no es agradable, pero estamos tranquilos porque el crédito avalado por el ICF garantiza su funcionamiento. Para tener unos resultados económicos como los de la pasada temporada, sólo hace falta que nieve".

Un hombre observa el telesilla en Espui, parado a medio construir por causa de la crisis.
Un hombre observa el telesilla en Espui, parado a medio construir por causa de la crisis.HERMÍNIA SIRVENT

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