El director fue la estrella
Hace años a casi nadie le importaba quién fuese el director de una película, a excepción quizás de las de Alfred Hitchcock, hábil maestro que supo convertirse en un director estrella, el primero en la historia del cine moderno. Pero cuando los jóvenes críticos franceses de los primeros años sesenta escudriñaron la vasta producción de Hollywood de la etapa clásica y decidieron que detrás de cada película había un autor, cualquier director acabó siendo considerado el creador absoluto de la obra.
No les importó a aquellos críticos temperamentales que las películas industriales fueran en realidad el resultado del trabajo de un extenso grupo de profesionales... Ni que en bastantes ocasiones el director de turno hubiese sido reemplazado durante el rodaje, ni que algunos de esos directores hubieran olvidado cuáles eran sus películas, tan acostumbrados estaban a aceptar encargos diseñados hasta el último detalle por otros técnicos especializados.
Sueños televisivos
Muchas ganas tenían aquellos críticos franceses de ser ellos mismos autores de las películas que soñaban rodar, y acabaron imponiendo su criterio. La llamada "política de autor" caló de tal forma que, hoy en día, es noción acuñada. El cine ya es realmente cine de autor, mientras que la fábrica de sueños, como en la época dorada se llamaba a Hollywood, ha pasado al mundo de la televisión. Puede que por esta razón haya hoy tanta gente que considera que el mejor cine se está haciendo en la tele. Naturalmente, hay creadores con nombres y apellidos detrás de cada serie, pero el trabajo se hace colectivamente: decenas de guionistas, directores que se intercambian trabajos, productores (Jerry Bruckheimer es un ejemplo de productor creativo), diseñadores de producción..., que en definitiva son tan autores como los directores que firman The wire, Mad Men, Perdidos, Amar en tiempos revueltos o Cuéntame. ¿Por eso la tele ha ganado la partida al cine?
En el próximo Festival de Valladolid se va a revisar la nouvelle vague, el cine que hace 50 años hicieron aquellos críticos, y no críticos, franceses que reivindicaban la paternidad del director. Hoy comienza el Festival de San Sebastián, en el que se va a hacer especial hincapié en el cine de autor, con dedicación especial al cine francés de nuestros días en un ciclo llamado La contraola, una suerte de contraposición a la revolución formal que tuvo lugar en el cine francés a mediados del siglo pasado. Mientras, las cadenas de televisión promotoras de series han recuperado la manera de hacer del cine de estudio, y están conquistando el mundo.
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