Mossos y Urbana lanzan un operativo para atajar la prostitución en el Raval
Las sanciones municipales a meretrices y clientes han caído de 14 diarias en 2006 a sólo seis este año - La cifra se ha desplomado este verano a menos de dos al día
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona lanzaron anoche un despliegue especial en el barrio del Raval para tratar de poner coto a la prostitución, que se ha adueñado de la zona con calles en las que se practica el sexo al aire libre. El operativo se prolongará durante varias semanas, según explicaron ayer fuentes del Departamento del Interior. Durante la noche de ayer ya se pudo ver un dispositivo policial más nutrido, con miembros de la brigada móvil de los Mossos d'Esquadra, y más patrullas de la Guardia Urbana. A medianoche la actividad y visibilidad de las prostitutas en la zona había descendido.
La vieja receta (poner más policías a patrullar las calles) no deja de ser un parche a un problema cuya solución es mucho más compleja. Pero, al menos, pone fin a la inactividad de las administraciones, que han sido duramente criticadas por vecinos y comerciantes. La Generalitat y el Ayuntamiento reaccionan así al unísono para combatir la sensación de incapacidad que ha transmitido durante las últimas semanas. El secretario de Seguridad Pública, Joan Delort, se reunirá mañana con los vecinos.
En el dispositivo conjunto, la Guardia Urbana asumirá su papel habitual: castigar las infracciones a la ordenanza de civismo. La aplicación de la norma se había relajado en verano, lo que ha hecho que la degradación se apodere de áreas de Ciutat Vella.
Entre junio y agosto de este año sólo se han impuesto 155 sanciones relacionadas con el ejercicio de la prostitución; es decir, 1,7 cada día. Es una media que está muy lejos de las 13,9 sanciones diarias que se impusieron en 2006, año en el que entró en vigor la ordenanza. Desde entonces, la policía local ha efectuado 11.533 denuncias.
En el primer año de vigencia, fueron 5.080 las multas policiales por este motivo (13,9 diarias); un año más tarde, la cifra cayó y fueron sólo 2.919 (7,9 al día) las denuncias policiales, incluyendo siempre la oferta de servicios sexuales a cambio de dinero, la demanda de los mismos o la práctica de sexo en la vía pública. En 2008 las denuncias siguieron cayendo hasta quedar en 2.058 (5,7 diarias). En lo que va de año y hasta el 30 de agosto, la media diaria ha crecido ligeramente hasta 6,1.
Los responsables del dispositivo esperan que la presencia policial disuada a prostitutas y clientes. Los proxenetas que controlan a las mujeres (la mayoría, extracomunitarias sin papeles) tratan de hacerse fuertes en torno a La Rambla, por donde desfilan los principales clientes: los turistas.
El Ayuntamiento de Barcelona mantuvo ayer sus críticas a la Delegación del Gobierno por no resolver los procedimientos de 683 prostitutas en situación irregular entregadas por la Guardia Urbana al Cuerpo Nacional de Policía. Menos del 1%, afirmó el Consistorio, fueron finalmente expulsadas. El resto volvió a las calles a las pocas horas. "Nosotros no ejecutamos órdenes de expulsión", afirmó la concejal de seguridad, Assumpta Escarp.Agentes de la Guardia Urbana patrullan en la puerta del mercado de la Boqueria, durante la noche de ayer.
/ gianluca battista"La prostitución no es delito", insistió Escarp, para sugerir, a continuación, la necesidad de asumir que se trata de "un debate abierto". "España tiene que decidir cómo quiere tratar este asunto, desde luego, no se puede hacer con la ordenanza municipal", dijo. Escarp se mostró satisfecha de la regulación del espacio público durante el verano y citó como ejemplo la tranquilidad vivida en las fiestas de Gràcia y Sants, enfatizando la actuación policial que, dijo, ha denunciado a 745 masajistas en las playas.
"La ordenanza es un buen instrumento" para garantizar la convivencia en el espacio urbano, pero no puede hacerlo todo. En la lucha contra la prostitución debe intervenir, dijo, la policía que persiga las redes de explotación de mujeres, a la vez que debe
"como hace el Ayuntamiento de Barcelona", aseguró, potenciarse una política social que ofrezca vías de reinserción para las prostitutas.
Mientras, la Guardia Urbana hace lo que puede. "Pillar a la pareja en el momento de hacer el pago es algo muy complicado", explicó Escarp. "¿Qué se hace? ¿Se multa a cualquier mujer que pasee por La Rambla? No parece lógico", sugirió. "Nos tenemos que limitar a pillarlas en flagrante o cuando, como señala la ordenanza, actúan a menos de 200 metros de un centro educativo", añadió.
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