'Delicatessen' F-1
Para este gran premio he preparado un artículo bien fresquito, que repase las claves de la carrera, pero sí en el tremendo calor (48 grados en la pista) que han soportado los pilotos en una prueba plagada de detalles técnicos que no quiero dejar pasar. En forma de menú de verano aquí está lo más llamativo del GP disputado ayer en el circuito urbano de Valencia.
El aperitivo fue cortesía de los McLaren, que dominaron la clasificación y demostraron por qué tienen fama de ser el equipo que mejor evoluciona de la Fórmula 1. Su nuevo diseño de monoplaza, que sólo llegó a tiempo para el coche de Hamilton, contaba con una menor batalla (distancia entre el eje delantero y el trasero). Esto dota al coche de mayor agilidad para maniobrar y cambiar de dirección en curvas de baja velocidad y chicanes. Sin embargo, pierde estabilidad en curvas de alta velocidad por su menor momento de inercia (para el mismo peso, es más difícil hacer girar y por tanto desestabilizar un objeto más largo). Aunque la menor carga de gasolina frente a otros pilotos también ayudó, el sábado las flechas plateadas brillaron de nuevo.
Como primer plato, algo caliente. Casi 50 grados en el asfalto y una considerable humedad han sido factores clave en la preparación y en el desarrollo de la carrera. Paradójicamente, en el asfalto abrasador del trazado valenciano, Brawn, que ha vuelto a ser competitivo, tenía problemas para calentar los neumáticos, más en el caso de Button que en el de Barrichello. Aun así ambos han disputado la mayor parte de la prueba con gomas del compuesto duro, con las que es más complejo alcanzar la temperatura óptima de funcionamiento. Jenson Button, por ejemplo, sólo ha mejorado sus tiempos en la tanda final, cuando rodaba con neumáticos blandos, y gracias a ello ha podido suponer una ligera amenaza para Alonso en las últimas vueltas. Sin embargo, los técnicos de Bridgestone se van satisfechos de Valencia porque no ha habido excesivos problemas de degradación en las gomas, que han funcionado razonablemente bien. Antes de pasar al segundo plato, sólo recordar el buen papel del KERS en la salida, como dos auténticas flechas, de los McLaren de Hamilton y Kovalainen. Además, se ha confirmado recientemente lo que muchos pensábamos. El KERS de McLaren, el mejor hoy por hoy de la F-1 (aunque sólo usan KERS Ferrari y el equipo inglés) es obra de la compañía británica Zytek.
Llegamos al segundo plato del menú de hoy. Opino que el carácter exigente del circuito urbano, tanto para frenos como para la refrigeración del motor V8, bien merece estar en la carta. No sólo los pilotos sino también la mecánica de los monoplazas han tenido que sobrevivir a la altísima temperatura y a las características del trazado. Valencia es un circuito con fuertes deceleraciones (curvas lentas al final de largas rectas) y esto ha supuesto un desafío para los frenos de carbono, que deben estar calientes para funcionar bien (por encima de los 500 grados), pero que no deben calentarse mucho más de 750 u 800 grados centígrados ¡el rojo vivo de los frenos ha dado un poco más de color todavía al GP de Europa! Además de los frenos, los motores también tenían problemas de refrigeración. Un dato curioso: a máximas revoluciones (18.000 por minuto) el motor Renault se calienta menos que el motor Ferrari. Por eso Toro Rosso ha tenido que agujerear su monoplaza, habilitando orificios adicionales en la cubierta exterior del motor para facilitar su refrigeración.
¡Por fin el postre! Por supuesto pastel con guinda, guinda que ha puesto en esta ocasión Rubens Barrichello, con una carrera magistral, un ritmo muy consistente y sin problemas graves en sus neumáticos, tanto duros como blandos. Para terminar, café, copa y puro, el más puro estilo del veterano piloto brasileño. Y hoy tenemos hasta brindis, en honor de Felipe Massa, claro, dedicado por el piloto que ha ganado sobre el asfalto. Hasta el año que viene, Valencia...
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