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DÍAS DE DIVERSIÓN

El Arenal aprueba en sanidad

El consistorio realiza durante la semana 170 controles alimentarios a las 'txosnas'

Un termómetro, una cámara de fotos, una libreta y un par de ojos atentos. Éstas son las simples herramientas con las que cada uno de los cuatro inspectores del área de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao velan por garantizar el cumplimiento de las exigencias de calidad alimentaria en todas las txosnas y en el resto de puestos autorizados para servir comida y bebida a lo largo de estas fiestas. Llegado el ecuador de la Aste Nagusia, los técnicos municipales calculan que realizarán unas 170 inspecciones a 60 establecimientos. Hasta ahora, todos han aprobado el examen.

"El nivel es medio-alto y destaca la actitud constructiva de los encargados", explica Idoia. Ella y su compañero Manuel (ambos piden ser identificados sólo por sus nombres) se encargan de inspeccionar el área central de la fiesta bilbaína, las 32 txosnas de las comparsas en el Arenal, además de las del Ensanche. Otro técnico revisa los puestos que hay en el parque Etxebarria y uno más vigila la calidad del vino a granel de los establecimientos festivos.

Los inspectores desaconsejan comer en los puestos no autorizados

"Un par de txosnas tuvieron pequeños problemas al principio con las temperaturas de las cámaras, pero ya los han solventado", explica la inspectora. "Los comparseros tienen una actitud más positiva hacia nosotros de la que mantienen a veces los profesionales, pues no les va su sustento en esto. Y si se les dice que una cámara no puede estar a 14 grados no lo discuten", añade.

Las cocinas de las txosnas deben cumplir los mismos requisitos que las de un restaurante. Lo único que cambia es que se les limita su oferta a bocadillos, talos, rabas, kebabs... "No podrían servir canelones, por ejemplo", explica Idoia. Tampoco pueden traer nada de casa. "Todos los ingredientes deben ser de un proveedor y estar etiquetados".

El trabajo de estos inspectores comienza mucho antes del lanzamiento del txupin. Los establecimientos deben presentar una memoria explicando qué equipamiento tiene su cocina, dónde se halla la toma de agua y qué piensan comprar. Después, los mismos técnicos y Consumo ofrecen un curso de manipulación de alimentos a aquellos que lo necesiten. "Todos los que sirven alimentos deben disponer de ese carné", remarca Manuel.

Las inspecciones comenzaron el domingo y se repiten a lo largo de toda la semana, especialmente en aquellos sitios con aspectos que deben mejorar. A día de ayer la calidad estaba garantizada en todos los puestos autorizados. Comer pinchos morunos en los puestos sin licencia que florecen a altas horas queda bajo responsabilidad del usuario. "Yo no lo haría", sentencia Manuel.

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