Objeción de conciencia
Coincido con el editorial de EL PAÍS del domingo 16 de agosto titulado País de objetores. Efectivamente, se han multiplicado los episodios en los que diferentes colectivos ciudadanos se amparan en el derecho constitucional de la objeción de conciencia para no realizar alguna actividad prevista o sugerida por la ley. Habría que preguntarse si en todos esos casos es posible la objeción, pero igualmente habría que preguntarse si los Gobiernos que legislan en nuestra joven democracia hacen leyes para todos o solamente para sus electorados, puesto que la objeción suele reflejar la vía de escape de las minorías.
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