Esa playa soñada del Manzanares
Maquinaria, tierras removidas y obreros ocupan hoy la 'costa' donde se podrá veranear en 2011
En París ya van por el octavo año de su playa del Sena. En Berlín se refrescan en ocho playas fluviales. En Zaragoza disfrutan de actividades deportivas y culturales en la ribera del Ebro. Y en el Manzanares ¿qué? ¿Para cuándo la soñada (y prometida por el alcalde) playa de Madrid? Para este verano no, ni para el que viene. Para 2011 parece que sí. "Quiero que en el río se forme una playita, para que los que no puedan irse de vacaciones se queden aquí, en el río convertido en playa. Con mucha arena, para podernos tumbar para tomar el sol", escribía una niña madrileña, en una carta-postal acompañada de dibujitos con gente en bañador, en el concurso infantil de ideas que convocó el Ayuntamiento. Eso fue hace cuatro años. Y la escolar deseosa de playa urbana seguro que mira con envidia las imágenes en la televisión de parisinos y berlineses al borde de sus ríos, mares virtuales para consuelo de urbanitas.
La zona tendrá áreas de juegos infantiles, patinaje y carriles-bici
Pero que no desesperen los soñadores de un Madrid playificado, que las autoridades municipales han puesto fecha: en 2011, cinco años antes del sueño olímpico. Más que parecerse a la opción berlinesa del Spree, donde unas piscinas de agua depurada provocan el efecto de bañarse realmente en el río, el proyecto madrileño de playa se asemejará al parisino, donde los playeros se mojan con humidificadores. "Será un espacio para tomar baños de sol", aclara Ginés Garrido, director de M-Río Arquitectos Asociados, que lleva a cabo el proyecto Madrid Río con la dirección del Área de Urbanismo del Ayuntamiento. Este equipo de profesionales está formado por los estudios madrileños Burgos y Garrido, Porras y La Casta y Rubio-Álvarez Sala, con la colaboración del equipo holandés West 8 Urban Design. Su idea fue la ganadora en 2005 del concurso internacional para las obras de transformación del entorno del Manzanares.
A diferencia de las otras playas urbanas, la de Madrid no será efímera, no será un decorado estival como en París. Estará abierta todo el año como sitio de esparcimiento. En algunos sitios tendrá hierba y en otros arena. Habrá hamacas y sombrillas, pero no existirá zona de baño, tan sólo juegos de agua. Las dimensiones y características del Manzanares (su cauce es más estrecho, lo jalona un conjunto de presas y tiene poco caudal) dificultan la instalación de piscinas, indica el arquitecto del proyecto.
Los últimos detalles de apariencia y mobiliario de la playa se precisarán durante las obras, que, según el arquitecto Garrido, comenzarán en septiembre y se desarrollarán a lo largo del año próximo. En la primavera de 2011, previsiblemente, se producirá el estreno, que coincidirá con la inauguración del nuevo parque de la Arganzuela, espacio donde se ubica el recinto de playa urbana.
De momento, los paseantes pueden ver movimiento en el río. Pero de maquinaria. La ribera aún está gestando su futuro atractivo.
El Gran Parque de la Arganzuela (así llamado por el Ayuntamiento) es una obra estelar dentro del conjunto de la remodelación Madrid Río (que tiene una inversión en torno a los 200 millones de euros). En la Junta de Gobierno del pasado 3 de julio se aprobó un paquete de obras para el parque por un valor de 66.539.696 euros.
De los 290.000 metros cuadrados del Gran Parque de la Arganzuela, la considerada área de playa ocupará unos 5.000 metros cuadrados, con una superficie de casi 300 metros lineales frente al "cajero" (sistema de exclusas) del río. Su ubicación será en la margen izquierda del río, a la altura del tramo comprendido entre las calles de Arganda (al sur) y las naves del Matadero (al norte). Se podrá acceder por los paseos de Yeserías y de La Chopera, así como por las pasarelas peatonales y ciclistas de Arganzuela, la situada al sur del puente de Praga, la presa histórica restaurada y convertida en pasarela peatonal y ciclista y asimismo por un puente monumental firmado por el arquitecto Dominique Perrault, que será la puerta principal de entrada, y servirá de conexión peatonal y ciclista con el paseo de Yeserías y la avenida del Manzanares. Otras opciones de acceso serán los caminos que recorren en paralelo y en sentido longitudinal el cauce del río, donde se plantarán 2.500 nuevos árboles, según el Ayuntamiento (que despliega imágenes y vídeo del futuro Madrid Río en su página www.munimadrid.es).
Áreas de juegos infantiles, pistas de patinaje, canchas deportivas, carriles bici y espacios para espectáculos al aire libre forman parte de los atractivos que las autoridades prometen en ese gran parque de la ilusión playera.
¿Y por qué los ciudadanos sin mar tienen estas ganas de playa? El arquitecto y sociólogo José María Ezquiaga, finalista del concurso de Madrid Río, tiene una explicación: "Hay una demanda general de un uso del río como elemento lúdico, como un espacio público distendido y de libertad". Aun en ciudades con ríos ya urbanizados e integrados en el tránsito cotidiano como París, Berlín o Roma (donde el cauce del Tíber aloja ferias o fiestas), la opción de acercarse a la orilla del río como si fuera la del mar es una atracción irremediable. "La idea del parque estival le encanta a la gente", dice Ezquiaga, "es el espacio social del cuerpo desnudo".
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