_
_
_
_
Reportaje:música

La sombra de la sobredosis ronda el 'caso Jackson'

Una negligencia del doctor personal del cantante pudo causar su muerte

Los hechos de la fatídica tarde en que Michael Jackson murió, el pasado 25 de junio, comienzan a ver la luz, a través de diversas filtraciones policiales a medios locales estadounidenses. Se suman para crear un relato detallado de lo que, cada vez más, parece una muerte por sobredosis de un medicamento que el Rey del Pop necesitaba desesperadamente para dormir y combatir la ansiedad de la fama. Hay, sin embargo, una pregunta pendiente a la que los policías y el juez encargados de la investigación deben responder ahora: ¿qué grado de responsabilidad tuvo su médico personal, Conrad Murray, en todo ello?

De momento, se sabe de dónde vino el Propofol -un poderoso anestésico utilizado sólo en hospitales- que el doctor le inyectó a Jackson para dormir. El mismo Murray lo compró, con receta médica, el pasado 12 de mayo en una farmacia de Las Vegas, en el Estado de Nevada, que ha sido registrada por la agencia antidroga esta misma semana, según ha revelado una fuente de la investigación a la agencia Associated Press. Murray utilizaba regularmente ese medicamento con el cantante, a pesar de ser un fármaco que debe administrarse exclusivamente en hospitales, para inducir la anestesia general.

La familia de Jacko no renuncia a controlar toda la fortuna que dejó

La tarde del 25 de junio, el cantante llegó a casa cansado y dolorido después de una intensa sesión de ensayos en el Staples Center de Los Ángeles, preparándose para sus conciertos en Londres. Jackson se sometía a una gran presión para estar a la altura de lo que esperaban sus fans de su espectáculo This is it, el que iba a ser su gran regreso a los escenarios. Agotado, pidió el somnífero a Murray. Éste se lo inyectó y se marchó, dejándole dormir, mientras realizaba algunas llamadas, tal y como han revelado tres fuentes de la investigación al diario Los Angeles Times. Cuando el médico regresó a la habitación, Jackson había dejado de respirar y tenía el pulso muy débil. Entonces trató de reanimarle mientras otra persona, presente en la habitación, llamaba al servicio de emergencias local. A las 14.26 de la tarde se le declaró muerto en el hospital de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Murray, cardiólogo de profesión, llevaba tratando a Jackson desde mayo, un trabajo por el que, según los medios locales, cobraba unos 100.000 euros mensuales, un sueldo astronómico para hacer lo que Jackson deseara. El cantante estaba acostumbrado al Propofol, que tomaba regularmente desde hacía una década. El médico aún no ha reconocido públicamente que le inyectara este medicamento. Más bien al contrario, su abogado, Edward Chernoff, dijo a Los Angeles Times que "al parecer la investigación ha sido diseñada para apoyar una conclusión tomada de antemano respecto al doctor Murray".

Mientras la policía trata de desentrañar los oscuros hechos, la familia de Jackson y los albaceas del cantante se han sumergido en una batalla legal por el control de una fortuna estimada en unos 350 millones de euros, y que sigue generando dinero. Según estimaciones de The New York Times, los contratos y acuerdos publicitarios posteriores a su muerte han creado unos beneficios de unos 75 millones, una cifra que se espera que se doble de aquí a final de año.

Jackson dejó un 40% de su fortuna a su madre, un 40% a sus hijos y un 20% a una serie de organizaciones caritativas privadas con las que colaboraba habitualmente. En principio, la familia acató esta decisión. Ahora, los abogados de Katherine Jackson han exigido que se le conceda el poder de decisión sobre los acuerdos empresariales en los que incurra el legado de su hijo, algo que un juzgado ya le denegó en julio. Además, ha puesto en duda que los albaceas John Branca y John McClain, amigos y asesores del cantante desde hace décadas, estén capacitados para administrar la fortuna y los negocios póstumos de la marca Jackson. La familia quiere el control sobre esa fortuna. Y está dispuesta a seguir batallando.

Conrad Murray, médico personal de Michael Jackson.
Conrad Murray, médico personal de Michael Jackson.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_