Abbas sigue en el poder pese a la pelea interna en Al Fatah
Los delegados de Al Fatah, el partido que controla la Autoridad Palestina, eligieron ayer por aclamación al presidente Mahmud Abbas en su VI Congreso celebrado en Belén. La renovación de Abbas se produjo durante la quinta jornada del encuentro, marcado por una profunda división entre la nueva y la vieja guardia. La falta de acuerdo en el partido que fundara Yasir Arafat ha obligado a prolongar hasta el lunes esta cita, que debería haberse clausurado el jueves.
Con este congreso, el primero en 20 años, Al Fatah pretende recobrar su credibilidad frente a una sociedad palestina que dice estar harta de dirigentes corruptos y de infructuosas negociaciones con los israelíes. La comunidad internacional mira con lupa el encuentro, de cuyo éxito depende en parte el éxito de los planes de Washington para la región.
Al Fatah es el socio palestino elegido por Occidente para reanudar las negociaciones con los israelíes, después de que el rival islamista Hamás triunfara en las elecciones en Gaza en 2006 y se hiciera después con el control de la franja.
Mano alzada
Los 2.300 delegados asistentes al congreso eligieron ayer en una votación a mano alzada a Abbas, de 74 años, considerado el candidato de consenso y a falta de alternativas viables. Maruan Barguti, uno de los líderes palestinos más carismáticos, cumple cinco cadenas perpetuas en una prisión israelí.
Del congreso deberá salir elegida además la nueva dirección del partido, es decir, el Comité Central (25 miembros) y el Consejo Revolucionario (120) y sobre todo deberá aprobarse el programa político por el que se guiará el partido en las elecciones previstas para 2010.
Renovadores y vieja guardia han mantenido agrias disputas dentro y fuera de la sala de conferencias sin llegar a un acuerdo. Han tardado 20 años en reunirse, y el resultado ha sido catártico. "Culpo a los líderes de Fatah por los errores cometidos durante 20 años", dice en un hotel de Belén próximo al congreso Risik Temsik, de Hebrón y jefe de las juventudes de Fatah en las universidades de Gaza y Cisjordania. Exige que los dirigentes rindan cuentas por escrito de su gestión financiera y que dejen paso a los que se han curtido en los campos de refugiados y en la cárcel.
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