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El paseo de Gràcia 'pincha' como avenida residencial

Inversores y directivos que pasan temporadas en la ciudad copan la vía

Lluís Pellicer

Hace ya unos seis años que el paseo de Gràcia reclamó el regreso de la burguesía catalana a sus edificios. Pero ésta ha hecho oídos sordos a sus cantos de sirena. La recesión ha acabado por deslavazar el proyecto de reconvertir la zona de negocios de la avenida en un área residencial para clases acomodadas de la zona alta de Barcelona. Las sedes sociales de grandes empresas dieron paso a proyectos de viviendas de lujo. Pero éstas quedaron desde el principio en manos de inversores -algunos de los cuales todavía esperan una mejora del mercado para revenderla- extranjeros y directivos que pasan parte de la semana en Barcelona.

Entre 2003 y 2007 se transformaron en pisos u hoteles 49 edificios de oficinas, según fuentes del mercado. Las inmobiliarias pagaron precios de vértigo para cambiar el uso de estos bloques, animadas por las plusvalías que daba el mercado de la vivienda, sobre todo en comparación con el de oficinas. "Una parte del proceso salió muy bien, porque estas empresas se fueron a nuevos proyectos del 22@ o Sant Cugat", asegura la directora de Aguirre Newman en Barcelona, Anna Gener.

La segunda parte, la de convertir la vía en un espacio comercial, también cuajó. No ocurrió lo mismo con las viviendas. "No se están cubriendo las expectativas. Se empiezan a llenar los pisos en los que se ajusta el precio, pero el mercado no es tan grande como se pensaba. Tiene que ser un comprador que busque exclusividad, pero que renuncie a tener muchos dormitorios y, en ocasiones, plaza de aparcamiento", agrega Gener.

En general, los valores de las viviendas del paseo de Gràcia han caído entre el 15% y el 20%. "Los precios ahora están entre 8.000 y 8.500 euros el metro cuadrado, pero llegaron a 12.000 euros", recuerda el socio de la inmobiliaria John Taylor, Josep Poch, que afirma que las ventas ahora se están reanimando.

Un promotor explica que al principio sí pensó que la avenida sería un reclamo para gente que reside en la zona alta de Barcelona, pero hoy constata que no fue así. "No es comparable con otras promociones", coincide el ejecutivo y consultor del sector Artur Díaz. "Los compradores son sobre todo inversores, en especial gente que adquiere el piso para tener una posición en el paseo de Gràcia y que reside en él cuando viene a Barcelona", agrega.

La inmobiliaria Renta Corporación adquirió la antigua sede de Basf para transformarla en viviendas en 2003. Las vendió todas. Una portavoz de la empresa explica que las compraron sobre todo inversores y particulares que querían un piso de alto standing donde pasar temporadas en la ciudad.

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El inversor, pues, tiene un doble perfil: el que quiere revender el piso y el que desea tener un piso en Barcelona y que tal vez acabará alquilándolo. El director de Expansión de Engel & Völkers, Ignacio Fiter, asegura que también acuden a la avenida directivos extranjeros o empresarios que años atrás se habían trasladado a Sant Cugat o Sitges.

Anna Gener sostiene que en 2006 empezó a haber sobreoferta de viviendas de lujo. Otra cosa son los áticos, por los que se han llegado a pagar 7,8 millones (es el caso de la terraza Martini). Pero quedan proyectos a medio gas y otros casi atascados, como el de la antigua sede de Banesto, en el número 1 de la plaza de Catalunya. Monteverde la adquirió en 2006 por 110 millones para levantar 70 pisos de lujo, pero la recesión ha dejado varado el proyecto.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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