Jacko regresa a los tribunales
Los principales herederos y los administradores de su fortuna declaran hoy
Michael Jackson lleva más de un mes muerto. Pero su nombre es hoy el centro de una nueva audiencia en el tribunal del condado de Los Ángeles donde el juez Mitchell Beckloff ha emplazado a sus principales herederos, así como a los administradores de su fortuna. Los cabos sueltos son muchos en una muerte tan complicada como fue la vida del cantante del guante blanco. Está previsto que Beckloff escuche las quejas de Katherine Jackson, madre del rey del pop, enfadada a sus 79 años porque los administradores de la fortuna de su hijo no la tienen debidamente informada. En especial, respecto al contrato y la resolución de la última gira de Jackson, esa que nunca llegó a empezar al morir días antes de su primer concierto en Londres. Su queja está dirigida contra el ejecutivo discográfico John McClain y el abogado John Branca, amigos de Jackson y nombrados administradores, según el único testamento presentado del cantante.
El juez debe validar el único testamento del artista, que data de 2002
Una fiscal investiga si los gastos del funeral son malversación de fondos públicos
También se espera hoy de Beckloff que confirme la validez de este documento, que data de 2002 y donde Katherine figura como principal beneficiaria mientras que su esposo y padre del cantante, Joe Jackson, brilla por su ausencia. El testamento también se vuelca con sus tres hijos, Prince Michael Jr., 12 años; Paris Michael Katherine, 11, y Prince Michael II (más conocido como Blanket), de 7.
Al menos en este punto el juez se encontrará con algo hecho: Katherine Jackson y Debbie Rowe, la madre de los dos mayores y ex esposa del cantante, han llegado a un acuerdo. La custodia de los niños queda en manos de la matriarca de los Jackson, mientras que Rowe se reserva sus derechos como madre y puede visitar a sus hijos según el horario que recomienden los psicólogos que contraten ambas mujeres para esta tarea. El juez tan sólo tendrá que dar su aprobación a un acuerdo donde, según confirman fuentes de ambas partes, no hubo intercambio económico.
Ojalá todo fuera tan fácil en el legado Jackson. Hace tan sólo unos días que la oficina del forense retrasó de forma indefinida la publicación de los resultados de la autopsia del cantante. "Soy incapaz de decir cuándo", insistió Ed Winter, de la oficina del forense. En esa misma semana el último médico que atendió a Jackson en vida, el doctor Conrad Murray, vio cómo la policía registraba sus oficinas en Houston y en Las Vegas en búsqueda de pruebas que le vinculen al propofol, un poderoso anestésico que supuestamente Jackson recibía de forma intravenosa para poder dormir, y que pudo causarle la muerte.
En esta búsqueda han salido a relucir muchos nombres, entre ellos, su dermatólogo, Arnold Klein; su reumatólogo, Allan Metzger; su enfermera, Cherilyn Lee; su dentista, Mark Tadrissi; el anestesista Randy Rosen, o el otorrinolaringólogo David Slavit. Todos ellos como médicos habituales de Jackson y susceptibles de haberle administrado el anestésico. O esos otros nombres como Prince Michael, Mike o Mic Jackson, Jack London, Josephine Baker, o incluso el de Kai Chase, cocinero del cantante, seudónimos que supuestamente utilizaba el artista para obtener sus abundantes recetas médicas.
Sin que las investigaciones lleven por el momento a aclarar quién o el por qué de la muerte de esta leyenda, su legado va más allá de su música. Su nombre: Omer Bhatti. Noruego, 25 años, rapero y clon de Jackson. Cuando el periódico sensacionalista británico The Sun mencionó su nombre como hijo ilegítimo de la superestrella del pop la idea no pasó de ahí, uno más queriéndose aprovechar de la fama del intérprete.
Pero Joe Jackson parece dispuesto a aumentar la familia. "Sabía que Michael tenía otro hijo", declaró el patriarca la semana pasada en una entrevista. "Parece un Jackson, actúa como un Jackson, baila como un Jackson", precisó sobre este joven que quiere solicitar una prueba de paternidad. El resto de la familia no está tan segura de la legitimidad del nuevo miembro, aunque a juzgar por el lugar que ocupó Bhatti durante el funeral -sentado en primera fila junto con los hermanos y los hijos del cantante- tampoco tienen muchas objeciones. Como dijo Jermaine Jackson, si se demuestra que el hijo de la primera niñera de Michael es hijo del cantante, será bienvenido en la familia. "No puedo decir si es hijo de Michael, pero he visto mucho al chaval", añadió sobre este cantante que al parecer pudo ser fruto de una noche pasional entre el artista y la niñera. O-Bee, como reza su nombre artístico, vivió durante años en el rancho Neverland. El público supo de su existencia por primera vez como uno de los jóvenes que acompañaba a Jackson en sus viajes, cuando el cantante fue interrogado, en 2003, por las acusaciones de abuso de menores, aunque O-Bee nunca fue llamado a testificar. Y el rey del pop resultó absuelto.
Otro escándalo que tiene el toque Jackson, aunque él se limitó a estar de cuerpo presente, es el que creó su funeral. Cuando la ciudad de Los Ángeles tiene un déficit presupuestario de 530 millones de dólares (cerca de 372 millones de euros), las exequias del pasado 7 de julio costaron a las arcas municipales 1,4 millones de dólares (un millón de euros), cifra que otras fuentes suben a 4 millones de dólares. Este gasto, que salió del erario público, incluye un presupuesto de 50.000 dólares para alimentar a los 3.200 policías destacados en el área a la espera de esos 250.000 seguidores o curiosos sin entradas que nunca se llegaron a manifestar. La fiscal de la ciudad, Carmen Trutanich, confirmó que está en marcha una investigación de los posibles aspectos "criminales" de este despliegue que apuntan a una posible malversación de fondos públicos.
El lucrativo negocio de la muerte
No hay duda. Si en vida Jackson fue la superestrella del pop, su muerte ha resultado ser un lucrativo negocio. El último ejemplo son los 60 millones de dólares (42 millones de euros) que los estudios Sony pagaron por las últimas imágenes de Jackson como artista: 80 horas grabadas durante los cuatro meses de ensayos de la que iba a ser su última gran gira, This is it, 50 conciertos en Londres que nunca se celebraron. Las imágenes están siendo editadas con la intención de convertirlas en un largometraje que se estrenaría el próximo 30 de octubre con el mismo título, This is it. Una inteligente maniobra comercial ante el resurgir vivido en la carrera de Jackson después de muerto. Más de 12 millones de personas han visto Thriller en YouTube y se han vendido más de nueve millones de CD y downloads de las canciones de Jackson desde el pasado 25 de junio.
Nada mal para una carrera que había sido olvidada por muchos y vilipendiada por otros, relegando su fama a sus excentricidades o a sus tribulaciones legales más que a su talento musical. De ahí que todos quieran ahora un poco del nuevo héroe. Como la casa LifeGem que ha anunciado una colección limitada de diamantes creada a partir del ADN obtenido de los pelos que perdió el cantante mientras rodaba el fatídico anuncio de Pepsi en el que su cabeza salió ardiendo.
Con la que será la última película de Jackson, su familia será la principal beneficiaria, mientras que Sony recibirá su porcentaje como distribuidor, normalmente el 10%, aunque tendrá que hacer también la promoción. Le quedará también la explotación en vídeo, DVD y televisión, la parte más lucrativa del negocio.
La duda es si el público seguirá interesado en Jackson dentro de tres meses. El apetito parece alimentarse de las últimas coletillas de su comportamiento más bizarro. El morbo mueve montañas, pero cuando alguien ha superado su cenit como Jackson y muere pasados los 50 y con un cadáver del que se desconoce su paradero y hasta se habla de que le falta la nariz y el cerebro, quizá éste no sea el material del que están hechas las leyendas, al menos las de cine.
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