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Roca despedirá a 180 obreros de la planta de Alcalá

Pablo Linde

Muchos trabajadores de la fábrica de Roca en Alcalá de Henares ya se olían que sus puestos corrían peligro. Los que están en el almacén, por ejemplo, pasaban muchos días sin saber qué hacer. No había camiones que llenar con las bañeras y lavabos que fabrica la planta. Y cuando el martes saltó la noticia de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que dejará en la calle a 180 de los 635 empleados de esta planta, los ánimos acabaron por los suelos.

La incertidumbre es total. La empresa no ha anunciado qué criterios seguirá a la hora de extinguir los empleos y, hasta el próximo 7 de septiembre, no negociará con los sindicatos. La única certeza es que ya hay 22 trabajadores con nombres y apellidos que están en la lista negra. El resto teme formar parte de los 180 despedidos o de los 110 que van a ser suspendidos de empleo hasta enero de 2011.

Ángel Alonso, de 31 años, es uno de los que ya están sentenciados. Es de los que veían que esto podría ocurrir tarde o temprano. "No sé si habrá marcha atrás, parece que no", lamenta resignado. ¿Por qué forma parte de ese grupo de 22? "Pues no sé si es que no les gustamos, si lo han hecho a dedo o con algún criterio, pero nos quedamos sin trabajo", responde.

Quejas del comité

El comité de empresa está indignado por la actitud de Roca, que ya ha señalado a unos cuantos trabajadores, lo cual supone "una discriminación", y que plantea este ERE después de haber pactado una suspensión temporal del empleo para toda la plantilla. Desde abril turnaban dos meses de trabajo y dos de paro. El 13 de agosto echan el cierre hasta octubre. Aquí llega otro capítulo en la indignación de los representantes de los trabajadores. "Vamos a negociar con todo el mundo en su casa, sin un sitio para reunirnos y debatir; las cosas van a ser más complicadas", explica Juan Ángel Lucas, secretario general del comité.

En la empresa se repiten las reuniones y los corrillos. No saben si los perjudicados serán los 106 jubilados parciales o si elegirán a trabajadores activos. Roca asegura que no habrá marcha atrás y que estos puestos serán parte de los 713 que finiquitará en toda España. Roberto Gámez, de 40 años y con 11 cargando las porcelanas que fabrican en Alcalá, ve cómo la extinción total de su trabajo en Roca puede ser una tragedia. Pero se resigna: "No sabes si es peor que te tengan aquí dando vueltas sin hacer nada".

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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