Berlusconi da una estocada a la cultura
Dario Fo y profesionales del espectáculo critican la reducción de ayudas
20 de julio, plaza de Montecitorio, Roma, sede del Parlamento. Mario Monicelli, de 94 años, se manifiesta junto a 5.000 profesionales del mundo del espectáculo. Cerca de él está Citto Maselli, como él director de cine y León de Oro en Venecia. Monicelli le dice: "Citto, nos manifestamos desde hace 50 años. ¿Cómo es posible que sigamos así?".
La protesta esta vez ha logrado reunir a muchos más que en otras ocasiones. Hay caras conocidas como las de Nanni Moretti, Mariangela Melato, Carlo Verdone, Ettore Scola, Luca Zingaretti y muchas otras desconocidas, las de aquellos menos afortunados que deben buscarse trabajos complementarios al de actor, guionista, bailarín, escenógrafo, coreógrafo... para llegar a fin de mes.
Fo: "El Gobierno da ventajas a los ricos, carece de conciencia cívica"
El colectivo 0,3% pide que se retiren algunas películas de la Mostra de Venecia
Muchos sujetan globos negros y esquelas en señal de duelo. Según dicen, es "la muerte del espectáculo", "la muerte de la cultura".
El Gobierno de Silvio Berlusconi, escudándose en la crisis económica, la misma que el magnate se empeña en definir como más psicológica que real, ha decidido recortar drásticamente la aportación que el Estado realiza al Fondo Único del Espectáculo (Fus), rebajándolo en más de un 25%. El recorte supone quitar 130 millones de euros a los 511 millones previstos por el gobierno de Romano Prodi en 2008. El fondo recibirá este año 379 millones, cuando la cifra prevista por el anterior gabinete era de 567.
La multitud espera, con pocas esperanzas, el fin de la reunión entre la delegación de artistas y el vicepresidente del Gobierno, Gianni Letta. Nada que hacer. Pese a que Letta aprieta, el ministro de Economía, Giulio Tremonti, no cede. "En tiempos de crisis es mejor destinar el dinero al turismo que a la cultura", declara.
El Fus ayuda a financiar cine, música, danza y teatro, un sector entero que en Italia ocupa directamente a 200.000 personas. La rabia que estos días sienten una buena parte de los artistas no procede tanto del temor de perder el trabajo sino de otro más profundo. Lo explica así Dario Fo, el premio Nobel de Literatura. "Es el mundo al revés. El gobierno da ventajas a los ricos, favorece a quien no paga impuestos, se muestra comprensivo con ellos para que no tengan traumas, y mientras tanto recorta el dinero que destina a la cultura. Es muy grave y demuestra que este gobierno carece de conciencia cívica".
El dramaturgo milanés, por teléfono desde Perugia, donde acaba de estrenar su espectáculo ¿Giotto o non Giotto?, agrega que se trata de "un acto de censura violento y voluntario, una forma de decir a los artistas que no ataquen al poder y que sean dóciles". La medida, enfatiza, "denota gran ignorancia y brutalidad por parte de unos ministros brutales y obscenos, cuyo objetivo es silenciar a la izquierda como sea".
Fo no es el único que piensa que el recorte es más político que económico. Muchos profesionales creen que será el golpe de gracia a los espectáculos en vivo, que todavía osan discutir la primacía absoluta de la televisión. La actriz Mariangela Melato ha subrayado que "todo el dinero va en la misma dirección, a la televisión basura, a los contenidos carentes de contenido". A su juicio, "Berlusconi quiere bajar el telón de la escena porque siempre ha representado el ojo crítico de los tiempos".
El presidente de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (Anac), Citto Maselli, explica que el ahorro que supondrá el recorte al Estado es tan minúsculo que sólo cabe pensar que "representa la conclusión de una política destinada a eliminar las dos únicas fuentes críticas que existen: el teatro y el cine".
La iniciativa se enmarca, según Maselli, dentro de "un plan estratégico e inteligente de la derecha que comenzó hace 25 años con el gran monopolio de la televisión de Berlusconi". Hace unos meses, el Maggio, que organiza el festival más antiguo de Italia, tuvo "serias dificultades" para pagar la nómina a sus empleados. "En vez de considerarnos una parte del patrimonio italiano, vamos a recibir ocho millones menos del Fondo", se lamenta Giambrone.
Como medida de presión, los artistas han empezado a ocupar estos días espacios escénicos en los que hay programadas representaciones teatrales y musicales. Algunos colectivos, como el 0,3%, se han mostrado favorables a retirar sus películas de la Mostra de Venecia que se celebrará del 2 al 12 de septiembre. Sin embargo, la mayoría se inclina por utilizar el festival como escaparate de sus reivindicaciones. Según Dario Fo, la decisión final la determinará "la ignorancia de un Gobierno decidido a asesinar la cultura".
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