Atraco sangriento en el ascensor
Tres trabajadores de una empresa de joyería son brutalmente asaltados al salir de su edificio
En las columnas y barandillas de la cuarta planta del número 18 de la carrera de San Jerónimo todavía quedaban restos de sangre a media tarde de ayer. Pocas horas antes, hacia la una, tres trabajadores de la empresa mayorista de joyería Brilperl, SL, situada un piso más arriba, tomaban el ascensor para bajar a la calle, pero sólo llegaron al cuarto. Allí alguien había pulsado el botón para detenerles. Lo de después no fue precisamente una conversación sobre el tiempo entre vecinos. Tres individuos abrieron la puerta para gasear y golpear duramente con objetos contundentes a los trabajadores, que resultaron heridos leves. La causa pudo ser el maletín que les arrebataron, cuyo contenido no ha sido revelado ni por la policía ni por los propietarios.
"Pensábamos que funcionaban las cámaras, pero es un engaño"
Un vecino de esta planta les había estado observando a través de un patio interior mientras esperaban en el descansillo. "Eran tres tipos jóvenes, yo diría que suramericanos, dos de ellos muy corpulentos y con mochilas. Al principio no sospeché, pero de pronto escuché a un hombre gritando. Me temí que fuese violencia de género, ¿pero tres hombres? Salí corriendo hacia allá. Al llegar vi que les estaban robando. Había sangre. Me vieron y huyeron escaleras abajo. Yo salí detrás de ellos mientras gritaba que era un atraco para que alguien les detuviese. Al salir a la calle fueron en dirección a la Puerta del Sol, ¡y no había ni un policía en la calle! Vi a uno meterse en un locutorio y que hacía señas a otro, pero ¿qué iba a hacer yo solo? Para cuando regresé con la policía, ya no había nadie allí".
Diez minutos más tarde llegaban la policía y el Samur para atender a los dos heridos, un chico y una chica con lesiones en la cabeza. Ella tuvo que ser trasladada al Hospital Clínico, aunque presentaba un diagnóstico leve, según una portavoz de los servicios de emergencia.
La policía científica apareció más tarde para tomar huellas y reconstruir los hechos en este portal donde solo hay empresas. Pidieron los vídeos de las cámaras de vigilancia. No había, las cámaras nunca habían funcionado. "Pensábamos que estábamos protegidos por cámaras, pero es un engaño. Sólo es un cartel", exclama un vecino. Desde Brilperl se niegan a dar detalles. "Bastante tenemos con lo que nos ha pasado", se justifican.
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