El BBK Live salva los muebles
Placebo, Jane's Addiction y Kaiser Chiefs ofrecieron los mejores conciertos - 52.663 personas subieron a Kobetas, según la organización
Amenazado por la omnipresente sombra de la crisis y el cuestionable tirón del cartel, Bilbao BBK Live se enfrentó este fin de semana a su particular hora de la verdad. Después de tres ediciones en las que todo fue rodado, con bonanza económica y reclamos como Metallica y Police, el festival afrontó el reto de comprobar su atractivo como marca, al margen de estrellas y coyunturas económicas. Y salvó los muebles, pues la organización dice que hasta 52.663 personas subieron finalmente a Kobetamendi (27.147 menos que hace un año) y los cabezas de cartel rayaron a gran altura.
Placebo demostró el sábado ser una banda sobrada de imagen, actitud y canciones. Su única actuación en España sí fue incuestionable, compacta, plena de tensión y ritmo, y con perfecto equilibrio de contundencia y melodía, quintaesencia del pop rock. Un conciertazo en el que el sonido fue tan nítido como duro, asomó la influencia de Michael Stipe y no faltaron arreglos de violín y teclado.
El viernes fue la jornada más redonda, con un espectacular Jane's Adicction
Depeche Mode contentó a sus seguidores y aburrió al resto de los asistentes
El contrapunto de una jornada un tanto anodina, amenizada por el tecno pop monocorde de Cycle, la estéril pujanza de Baddies, el mestizaje de Asian Dub Foundation y el electroclash de exóticas coreografías de Fischerspooner, lo puso Primal Scream, quizá el principal chasco. Lastrado por el mal sonido, el grupo de Bobby Gillespie empezó animoso y rockero, con temas como Country girl, Jailbird y Beautiful future, pero acabó sucumbiendo en sus propias trampas bailables, reiterativas y alejadas del hipnotismo hippie.
El viernes resultó el mejor día, con buenos conciertos desde la irrupción de Supergrass hasta el cierre a cargo de Echo And The Bunnymen. Pete Doherty hizo las tonterías esperadas, Dave Mathews ofreció un notable bolo al frente de un septeto con violín y sección de metal y, poco después, Kaiser Chiefs protagonizaron la gran juerga del festival, con un repertorio repleto de dance rock ejecutado con dinamismo y un despliegue físico que enganchó al público.
La guinda la puso Jane's Addiction. El cabeza más difícil bordó una actuación 100% rockera y acerada, por momentos tribal y ruidosa, en la que Perry Farrel aulló a la luna y Dave Navarro se reafirmó como guitarrista eficiente y espectacular.
Del jueves, el día con más espectadores (18.509), cabe destacar que Depeche Mode acometió un ejercicio de pretenciosidad escénica, un despliegue de imágenes pregrabadas y vacuidad electrónica que contentó a muchos seguidores y aburrió a otros tantos espectadores desapasionados.
Sumando pros y contras, la organización se mostró satisfecha de un festival al que acudieron el lehendakari y el alcalde de Bilbao. "Ha habido un nivel artístico notable, el festival ha transcurrido sin incidencias reseñables y el público ha vuelto a responder", valoró.
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