Un porteño en el barrio de las Letras

Las ciudades, aunque no siempre sus habitantes, están llenas de memoria, de huellas de vidas que se fraguaron entre sus calles y plazas. Sin embargo, en Buenos Aires ocurre al revés, según el cineasta argentino Eliseo Subiela (El lado oscuro del corazón, No te mueras sin decirme adónde vas y la más reciente, a punto de estrenarse en España, No mires para abajo).

"Buenos Aires es una ciudad sin memoria: se perdió entre descuidos y represiones, los recuerdos los conservan las gentes... ", dice entre resignado y jocoso mientras pasea boquiabierto y cámara en mano por el barrio de las Letras, donde durante todo este fin de semana se celebra la primera edición de un Encuentro Internacional de Creadores llamado LETRA con Buenos Aires como ciudad invitada. Él es, junto a los también directores argentinos, Daniel Burman y Juan José Campanella, o a la diseñadora Renata Schussheim, la artista porteña Cristina Santander y el escritor Abel Posse, uno de los artistas invitados para mantener diálogos con otros tantos españoles: Manuel Gutiérrez Aragón, David Trueba, Mario Gas, la escritora Antonia Rodrigo...

"Buenos Aires no tiene memoria: se perdió entre descuidos y represiones"

"Había que hacer algo para recuperar el vínculo de este barrio con el mundo de las letras", dice Víctor del Campo, director de la Fundación Temas de Arte, que promueve este encuentro inaugurado ayer en el Teatro Español, con el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón y el ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, presidente e invitado de honor respectivamente.

Cuentan que en el lugar que ocupa hoy el Teatro Español junto a la plaza de Santa Ana, tenía su corral (allá por 1580) Isabel Pacheco, la misma que permitió que sacaran a las gallinas para que se interpretaran las obras de Lope de Vega, ya entonces un polémico vecino del barrio. "Quizá la zona de Palermo, en el centro de Buenos Aires, podría parecerse a esto, pero por el ambiente de terrazas y la concentración de artistas que lo visitan, no porque hayan vivido allí tradicionalmente los intelectuales".

Un poco más adelante de la casa de Lope, está el sitio en el que vivió y murió el autor de El Quijote. Y unas calles más abajo, se encuentran los lugares donde vivieron Góngora y Quevedo y, en la calle de Lope de Vega, el monasterio de las Trinitarias Descalzas donde está enterrado Cervantes.

Todos estos escritores del Siglo de Oro han dejado una huella física en la ciudad, sus casas, sus textos impresos en el pavimento y sus letras que dan nombre al barrio.

"En Buenos Aires los artistas han vivido en cualquier parte, es una ciudad más dispersa y enorme, muchos archivos se perdieron...", dice Subiela, que no recuerda casas de Cortázar, ni si quiera una casa de Borges o del compositor Piazzolla. La memoria de este porteño "se limita al siglo XX, más allá, no sabría decirte".

Al entrar al Ateneo (en la calle del Prado), no puede evitar pararse ante los múltiples retratos de literatos de épocas más y menos lejanas. Quizá este sitio sí recuerde a algo: "El Club Español en Buenos Aires fue centro de reunión de intelectuales y políticos y hoy sigue manteniendo encanto y sabor", cuenta. Hoy hablará de todo y de cine con Manuel Gutiérrez Aragón en el CaixaForum a las 12.00. Una más del maratón que ofrece este encuentro.

Todo el programa en www.esmadrid.com y www.fundaciontemasdearte.com