"Las constituciones no son sacrosantas"
Nada es intocable, comenzando por la Constitución. Así lo defiende Antonio Arroyo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid, en todos los foros en que participa. Su obra La reforma constitucional del federalismo alemán le mereció ayer el premio Josep Maria Vilaseca que otorga el Instituto de Estudios Autonómicos de la Generalitat.
Pregunta. Alemania ha modificado su Constitución hasta 53 veces en 60 años.
Respuesta. Sí. Y no ha pasado nada. Tampoco ha habido crisis sociales. La mayor parte de partidos son conscientes de que la Constitución es una herramienta que debe adaptarse a los tiempos y así lo han hecho, la última vez el mes pasado, para limitar el endeudamiento que pueden contraer los länder y el Gobierno central.
P. Esto contrasta con España, donde, donde cualquier modificación de la Ley Fundamental abre la caja de los truenos.
R. La reforma se ha intentado recientemente, pero ha sido imposible. La estrategia electoral de algún partido primó sobre la razón. Y eso que algunas reformas serían deseables.
P. ¿Cuáles?
R. Citaré las cuatro que ha propuesto el Gobierno: reforma del Senado, establecer la denominación de las comunidades autónomas, modificar el orden sucesorio de la corona y eliminar disposiciones que ya se han superado.
P. ¿Es posible una verdadera reforma en clave federal como piden los partidos catalanes?
R. Es difícil, pero de hecho el Estado autonómico ya tiene mucho de Estado federal. Para avanzar más deberían dejarse de lado las cuestiones puramente identitarias.
P. ¿El temor a veleidades secesionistas del País Vasco o Cataluña es lo que en el fondo frena cualquier reforma?
R. Estos temores existen y son reflejo de una realidad. Pero no hay que tenerle miedo a la reforma de ninguna norma. Las constituciones no son sacrosantas.
P. ¿El Estatuto catalán es una modificación encubierta de la Constitución española como defiende el Partido Popular?
R. Lo que hace el Estatuto es llevar al límite lo que dice la Constitución. Todo depende de como se interprete. Probablemente lo que hará el Tribunal Constitucional es encargarse de situar los límites de la interpretación.
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