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Un vergel en la basura

Ourense instala un parque construido con desechos, regalo de una ciudad lusa

Ourense tiene un parque con un vergel anclado en la basura. Cuatro túmulos repletos de desechos inorgánicos sobre una superficie de 800 metros cuadrados a orillas del río Barbaña. Cuatro túmulos que encierran, en sus respectivas jaulas vegetales, restos de ordenadores, antiguos teléfonos de pared descuartizados, llantas pinchadas, pedazos de muñecas, botellas estrujadas, carcasas de móviles pasados de moda y teclados de obsoletas calculadoras. "Es lo que somos", replica el concejal de Medio Ambiente del ayuntamiento, Demetrio Espinosa, a los escépticos que sugieren a los integrantes del gobierno local que lo instalen ante sus casas.

El parque no está acabado. Ahora sólo se ve la basura, pero será un jardín de aromáticas sobre los despojos. Los túmulos y el entorno quedarán techados por una exuberante vegetación de romero, tomillo, salvia, orégano y lavanda de forma que de los kilos de basura acumulados emergerá una alfombra olorosa que apenas necesita mantenimiento.

Cuatro túmulos encierran teléfonos, ordenadores y neumáticos
"Es una invitación a la reflexión, porque solemos esconder nuestros residuos"

El edil reconoce el impacto, aunque sostiene que de eso se trata. "Es una invitación a la reflexión. Solemos esconder nuestros desechos, dejarlos incluso en cualquier sitio como si de esa forma no existieran, aunque todo eso es parte de nosotros", señala Espinosa.

Aunque, más bien, los desechos que de momento florecen en el parque invertido evidencian lo que fuimos: el pasado inmediato y el poder de erosión del tiempo. El Jardín de la Metamorfosis, que será inaugurado mañana, es un tropo, un símbolo regalado por la Cámara Municipal de la localidad portuguesa de Ponte da Lima a la institución orensana con la que acabó hermanándose. Representa el tránsito (de la basura al vergel) y también el vértigo consumista, y la urgencia del tiempo, así como la vanidad de las sociedades capitalistas.

El parque, obra de la proyectista Mariana Martíns Soares, fue elegido por la comitiva municipal orensana de entre los que mostraba el Festival de Jardines celebrado el año pasado en Ponte da Lima que versaba sobre O lixo na arte dos xardíns en el que participaron reconocidos, e innovadores, profesionales de Portugal.

Los orensanos se vinieron a casa con el presente de los planos bajo el brazo y el compromiso de la fiel ejecución. Palmo a palmo. Y lo cumplieron, con una pequeña modificación determinada por los metros cuadrados del espacio. Los portugueses lo regalaron todo y hace unas semanas llegaron las plantas: todas usadas y listas para el renacimiento.

Espinosa asume la controversia que genera el proyecto; la dificultad para explicar que se puede hacer un jardín a base de desechos. "Es que no es basura; el concepto del parque es que todo es reutilizable, que todo forma parte del medio en el que vivimos; que todo esto lo generamos nosotros, que forma parte de nuestra vida", insiste el concejal.

Una brigada municipal coloca bajo el tenso sol del verano orensano las plantas usadas procedentes de la agricultura ecológica y de una vida anterior en otros parterres del país vecino, sobre los túmulos que contienen los desechos, también lusos -venían con el proyecto- mientras los transeúntes pasan ya de largo.

Junto a los restos y a las plantas heredadas se ha utilizado acero de corten reciclado para las jaulas. Y se sustituyó el pavimento de plástico de botella del proyecto original por otro de polvo de cerámica triturada para evitar que pueda ser quemado. Los objetos que se apiñan bajo los cúmulos han sido lavados y desinfectados.

El parque es una provocación, pero no es contaminante. El concejal de Medio Ambiente explica que ninguno de los desechos que florece bajo los túmulos es orgánico y que, desde luego, no habrá putrefacción, sino debate. "Es un parque conceptual y no un jardín de uso", indica Espinosa.

De entre los jardines del festival portugués, Ourense se quedó con el de la metamorfosis. Pero había otros como el de los avestruces en el que, junto a esculturas de estas aves hundiendo su cabeza en el suelo, los escasos árboles, muertos, hunden sus secas ramas en la tierra. Entre ellos, ricinos plantados en llamativas cajas que alertan de su toxicidad. En ese caso, el paseante quedaba invitado a introducir también su cabeza en la tierra por los agujeros que quedaban entre las losas para ver así la inmensa y orgánica basura que alimenta a las plantas venenosas.

A Ourense le han regalado un jardín con la basura recogida y el concejal de Medio Ambiente cree que no está mal que genere polémica. "Evita que la ciudad quede dormida: hay que huir de los tópicos", sostiene.

Túmulos con desechos que conforman el Jardín de la Metamorfosis de Ourense.
Túmulos con desechos que conforman el Jardín de la Metamorfosis de Ourense.DIEGO LEMOS

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