La tecnología aeroespacial toma tierra

¿Resistirá la Sagrada Familia el temblor de las perforadoras durante las obras del AVE bajo el suelo de Barcelona? El ex investigador de la Agencia Espacial Europea Alain Arnaud de momento sólo avanza que el majestuoso templo se alza sobre una de las zonas de la ciudad donde el suelo registra mayor estabilidad. La empresa que este científico fundó en 2005 en la capital catalana, Altamira Information, dispone de tecnología privilegiada, única en España, para detectar con precisión milimétrica cualquier movimiento del suelo, ya sea por el impacto de unas obras o por causas naturales. El Adif ha acudido a esta empresa para que "vigile" unas obras en las que no basta una garantía de seguridad del 99%. Se exige el 100%.

Formado en la Universidad de Toulouse (Francia), capital europea de la aeronáutica, Alain Arnaud se especializó en la detección de movimientos del suelo a través de imágenes de radar captadas por satélites de observación de la Tierra. Esta especialización es la que el científico pone en práctica desde su empresa, que fundó junto con Ester Vendrell y que cuenta hoy con una veintena trabajadores altamente cualificados, muchos de ellos fichados en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), con la que Altamira mantiene una estrecha colaboración. Arnaud explica que lo que hace la compañía, que el pasado mayo obtuvo el Premio Barcelona Capital Emprenedora por su "trayectoria de éxito y de crecimiento sostenible", es poner la tecnología aeroespacial al servicio del ciudadano. Al científico le gusta decir que ha contribuido a "bajar al mundo terrenal" los conocimientos alcanzados en el espacio.

A través del tratamiento de imágenes de satélites como Envisat, TerraSAR-X o Radarsat, Altamira puede calcular la estabilidad de un dique, precisar al milímetro cuánto cede un terreno bajo los raíles del tren de alta velocidad o medir el impacto que puede tener sobre la superficie la inyección de vapor en explotaciones petrolíferas para ayudar a expulsar el crudo. La compañía trabaja para el sector petrolífero en varios puntos del mundo, sobre todo en Canadá, donde en 2008 abrió sede, ya que allí abunda el petróleo pesado y es habitual el uso de vapor para que aflore al exterior.

En obras ferroviarias de alta velocidad, Altamira ha prestado su tecnología para monitorizar tramos de la red francesa. Londres la usó para medir movimientos del suelo en las obras de la Jubilee Line del metro. Es en el ámbito de las grandes infraestructuras donde Altamira prevé afianzar su crecimiento. La información que puede aportar es útil para evitar riesgos en la ejecución de las obras y durante su posterior mantenimiento. "Además de la precisión, nuestra tecnología tiene la ventaja de que el control se hace a distancia, evitando los peligros que implica la presencia de técnicos sobre el terreno", destaca Arnaud. Explicar estas ventajas es tarea de Johana Granda, directora de mercadotecnia de la empresa. "A un constructor o a un ingeniero del petróleo que desconozca la tecnología aeroespacial le puede resultar difícil creer en una exactitud milimétrica desde miles de kilómetros de distancia", admite.

Participada desde 2005 de forma minoritaria por la firma de capital riesgo catalana Fons Innocat, Altamira facturó el año pasado dos millones de euros y prevé superar los tres millones este año.