El sastre de Camps afirma que usaron el 'caso Gürtel' para echarle
Un ex directivo de Forever declara que El Bigotes le pidió que alterase facturas
A Eduardo Hinojosa, el propietario de Forever Young, ahora Castellana Inmuebles y Locales, más le hubiera valido pagar al sastre José Tomás los 232.500 euros de su contrato blindado y haberse ahorrado el bochornoso juicio por despido celebrado ayer, que lo único que dejó claro fue el desastre organizativo, informático y contable en que Hinojosa mantiene a su empresa. Hasta el testimonio de sus propios directivos se volvió contra él. Más aún: hasta su propio testimonio se volvió contra él cuando, desde su cargo de "presidente del consejo de administración", pretendió hacer creer que no "tenía acceso" a los datos de ningún ordenador de ninguna de sus tiendas, porque "no sabía manejarlos".
Tomás, al presidente valenciano: "No se puede engañar a la justicia"
El sastre José Tomás -que cortó los trajes que las empresas de la trama de Francisco Correa regalaron supuestamente al presidente valenciano Francisco Camps y al secretario general de los populares valencianos, Ricardo Costa, ambos imputados- ya ha demostrado que no da puntada sin hilo. Ayer, su juicio por despido fue un desastre para su despedidor al que Tomás atribuye haber aprovechado el caso Gürtel para echarle. Tras el juicio, se permitió advertir a Camps que a la justicia "no se la puede engañar".
El abogado de José Tomás, Luis Zumalacárregui, demostró por qué está considerado como uno de los mejores laboralistas de Madrid. A Tomás le culpaba la empresa de las devoluciones de clientes por más de 446.000 euros. Los actuales directores de las tiendas de Hinojosa declararon como se espera de los directivos de empresa: que Tomás "hacía las cosas mal", que no se atenía a las instrucciones, que nunca fue degradado de director de todas las sucursales a director de la tienda de Serrano... La sorpresa surgió cuando Zumalacárregui presentó a los testigos de la empresa el estadillo de las devoluciones. A los propios directores se les atribuían cantidades de prendas devueltas por valores de 10.000, 9.000 euros, etcétera. Para eso no habían sido aleccionados, así que empezó la letanía: "Oiga, esto no es mío", "Yo nunca he tenido esas devoluciones". "Esto está manipulado"... Así que los propios directivos de Hinojosa tiraron abajo una de las pruebas capitales de la empresa contra el sastre. Pero hubo más: la acusación principal de la empresa contra el sastre era haber "falsificado" facturas a nombre de Orange Market, Servimadrid o Diseño Asimétrico, de la trama de Francisco Correa. La falsificación consistía en que los importes de los trajes -los que luego se regalaron presuntamente a Camps, Costa, y los demás- se consignaban como "metros de tela", "batista azul", "popelín inglés"... en vez de como "trajes a medida". Tomás siempre ha asegurado que él "jamás" llevó la facturación, que las facturas las hacía el contable, Javier García, y que él nunca dio instrucciones de poner en las facturas "metros de tela" o conceptos similares.
Los testigos de Tomás corroboraron que éste no hizo nunca una factura y ninguno de los de Hinojosa pudo decir que le hubiera visto hacerla. Pero además, el ex director de una de las tiendas -uno de los 60 o 70 despedidos de Forever Young- aseguró que algunas facturas las había hecho él y no por indicación de Tomás, sino porque se lo pidieron Álvaro Pérez El Bigotes, o Pedro Crespo, dos de los empresarios de la trama: "Eran clientes importantes y me pidieron que imputara un 70% a un concepto y el 30% a otro, o que pusiera metros o batista. Como el importe era el mismo, no creí que tuviera importancia. Luego ya he visto que sí...", dijo en alusión a los trajes de Camps.
El testigo clave de la historia, Javier García, no fue citado. Fue la jugarreta magistral de un viejo zorro como Zumalacárregui. Éste lo propuso como testigo y el abogado de la empresa se limitó a esperar confiadamente su turno para interrogarle. Llegado el momento, Zumalacárregui no lo llamó. El abogado de Hinojosa protestó, pero como no era su testigo, se quedó sin preguntar. En realidad, el testimonio de García era una incógnita: fue fichado por Tomás y durante 25 años fue su mano derecha. Pero sigue como empleado de Hinojosa. Así que el abogado lo tuvo claro: en un conflicto entre el amigo y el trabajo, mejor... salir por la tangente.
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