El circo ofrece una apertura del Grec familiar y multiétnica
El sencillo espectáculo ofreció una larga velada dividida en dos partes
Como estaba prometido, el Grec se inauguró ayer con un espectáculo de circo apto para todos los públicos, sencillo de estructura y poético. Y participativo, que es lo que le gusta al alcalde Hereu, no se sabe si tanto como para salir a escena, que es lo que le ocurrió de la mano de un clown de aspecto godotiano -sombrero calado y pantalones por encima de la cintura- para que tradujera al catalán algunas ocurrencias. Antes, el mismo clown, maestro de ceremonías del espectáculo, no había tenido ningún reparo en abrillantar la calva del consejero de Cultura Joan Manel Tresserras, uno de los muchos políticos asistentes a esta concurridísima velada.
Circo simple hecho de acrobacias y fuego, cuerdas de saltar y cañas, paraguas y maletas, flores y harina lanzada al aire. Y mucha música de raíz africana. La propuesta de Alessandro Serena y Marcello Chiarenza, sus directores, es un homenaje al Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís. Y las criaturas son todas, tanto las animadas como las que no. El hermano Sol y la hermana Luna encabezaban el amplio bestiario franciscano que el público, con sonidos dirigidos por el clown, evocaba: el canto de las cigarras, el piar de los pájaros, etc.. .
Abundaban los niños entre el numeroso público convocado en el anfiteatro y en los remodelados jardines del Grec, iluminados especialmente para el espectáculo que tiene una segunda parte entre sus parterres. Cuando comenzó El jardí dels Estels -en cuyos números desaparece la vis cómica para dar paso a la mística-, muchos de los menores ya empezaron a dar señales de cansancio ante una velada que se alargaba en exceso. Espectáculo "buenista" que, en cualquier caso, rompe con todos los esquemas de lo que han sido hasta ahora las inauguraciones del Grec.
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