Denuncias falsas
El pasado 26 de enero tuve un incidente con un alumno del instituto en el que imparto clase. Tras llamarle la atención por mofarse de mi apellido, se me encaró y me amenazó con decírselo a su padre para que me diera dos hostias. El centro le expulsó dos semanas y su madre, enojada por ello, me denunció en comisaría por agresión a su hijo. Ante mi sorpresa, dicha denuncia sin pruebas terminó en un juicio de faltas.
Mi abogada, puesta a mi disposición por la Consejería de Educación, me dijo que desgraciadamente las denuncias contra profesores estaban a la orden del día y que me limitara a buscar la absolución. Sin embargo, decidí a a su vez interponer una denuncia contra la madre por denuncia falsa. El 9 de junio fue el juicio, al que ni siquiera se presentó. La juez accedió a mi demanda y la multó con 400 euros porque entendió que su denuncia había sido una vejación contra mi persona.
Con este precedente animo a distintos colectivos de funcionarios especialmente expuestos a estas situaciones a no limitarse a defenderse y a denunciar a aquellas personas que se aprovechan de la gratuidad y facilidad con que se puede denunciar, aunque sea falsamente, en nuestro sistema judicial.