División en el clero
La mayoría de los grandes ayatolás no ha felicitado a Ahmadineyad por su reelección y apoya las protestas
En tiempos de duda, los chiíes practicantes se vuelven hacia su marya, la figura religiosa que cada cual elige como fuente de emulación. Y la disputa por el resultado electoral es uno de esos asuntos en los que muchos iraníes han buscado consejo. El propio candidato derrotado dirigió una carta a los grandes ayatolás de Qom para que se pronunciaran sobre lo ocurrido. Su respuesta revela que las divisiones alcanzan a la cúpula religiosa de Irán, el pilar distintivo de la República Islámica. La mayoría de los grandes ayatolás aún no han felicitado a Mahmud Ahmadineyad por su reelección, aunque mantienen silencio sobre las protestas. Algunos de ellos las respaldan abiertamente.
"Nosotros seguimos al Líder Supremo y no nos metemos en esos asuntos", asegura el hoyatoleslam Mahdi Hasanzadeh por teléfono desde Qom. Hasanzadeh es miembro de Ahl-ul-Bayt, la organización del gran ayatolá Alí Husein Sistaní, una de las fuentes de emulación con mayor número de seguidores en todo el mundo chií y que, aunque es iraní de nacimiento, vive en Nayaf (Irak).
Nayaf es el equivalente a un vaticano chií, pero la revolución islámica iraní y la dictadura de Sadam Husein se aliaron para que el centro del poder religioso de esa rama del islam se trasladara a Qom. Hoy, tras la desaparición de Sadam, los clérigos de ambas ciudades compiten por atraerse a los mejores estudiantes. Esa rivalidad puede justificar la prudencia de Hasanzadeh. Aunque otros portavoces declinaron hacer comentarios a un medio extranjero, las webs de varios marya independientes revelan hasta qué punto los líderes religiosos están divididos.
"Para mí, usted es el potencial presidente y tiene la responsabilidad de proteger los derechos de la gente", responde a Musaví el gran ayatolá Bayat Zanjaní. En su página (www.bayatzanjani.net), llega a asegurar que en el pasado fue testigo de algunas infracciones electorales, pero "es la primera vez que alcanzan esta magnitud". Zanjaní, que tras las revueltas estudiantiles de 1999 estuvo en la cárcel, acusa al presidente y al Gobierno de creer "que el fin justifica los medios, algo que es contrario al islam". Además, advierte del riesgo de que "la República Islámica se convierta en un Gobierno islámico". También condena al Gobierno por "hacer caso omiso de la ley y burlarse de los manifestantes", por eso aprueba que "los jóvenes sigan protestando de forma pacífica".
El disidente Ali Montazerí incluso ha hecho un llamamiento a éstos para que "reclamen sus derechos" pacíficamente. En su opinión, el fraude electoral ha minado la legitimidad del sistema de gobierno islámico y "nadie en su sano juicio" puede aceptar el resultado. Este gran ayatolá fue delfín de Jomeini, pero en el último momento resultó apartado de la sucesión a favor del actual líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Montazerí, que desde entonces permanece bajo arresto domiciliario, ha difundido su mensaje a través de un comunicado. "Un Gobierno que se basa en la intervención de los votos no tiene legitimidad política ni religiosa", asegura.
Otra de las grandes figuras religiosas hacia quien suelen mirar los reformistas iraníes es el gran ayatolá Yusef Saanei. A él acudieron las activistas proderechos de la mujer en busca de bendición antes de emprender la campaña del millón de firmas. Saanei, uno de los pocos que ha pronunciado una fetua (edicto) clara condenando los atentados suicidas, anima a Musaví a seguir con su causa "porque sólo de esta forma se pueden proteger los derechos del pueblo" (www.saanei.org). "Le considero a usted la mejor elección para presidente y es una pena que no pudiera ganar las elecciones", responde de forma un tanto oblicua al candidato perdedor de los comicios. Con todo, respalda sus acciones. "Es usted responsable de proteger los votos de la gente, por lo que debe informarles y seguir con ese objetivo", afirma.
Para el gran ayatolá sayed Ali Mohamed Dastgheb, Musaví fue "la mejor opción en las elecciones". Aún así, precisa que no espera que todos sus seguidores opinen como él. "No estoy arrepentido, ni triste, ni avergonzado por haberle apoyado", confiesa en su respuesta a un fiel.
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