El camaleón de Ronda
Fernando Alonso es un excelente piloto de Formula 1 al que le hace falta una escudería poderosa. Lo mismo le pasa al alcalde de Ronda. Mejor, le pasaba.
Porque Antonio Marín Lara ha encontrado el equipo que le conviene para pilotar Ronda, como él mismo ha escrito. Una escudería roja, el color de Ferrari: la escudería socialista.
Marín Lara es el último caso de transfuguismo registrado en la comunidad andaluza. Alcalde de Ronda por el Partido Andalucista (PA), acaba de dar la espantá a la formación en la que ha militado en la última década y gracias a la cual ha permanecido en los últimos cinco años en el sillón presidencial. Con él han abandonado el PA los otros ocho concejales y casi un centenar de militantes.
La historia registra muchos abandonos de barcos a la deriva. Pero Marín no se ha limitado a pasarse al grupo de no adscritos. Ha hecho algo más estrambótico, como es afiliarse de inmediato al PSOE formando una poderosa mayoría de 16 concejales, imbatibles en un pleno de 21. Es cierto que Marín no gobierna (todavía) bajo las siglas del PSOE, pero sí con el apoyo de sus seis concejales.
Además, ya ha anunciado que en los próximos comicios municipales Ronda registrará "el resultado más amplio de toda la provincia" a favor del PSOE. Naturalmente, con él conduciendo el bólido electoral.
A Marín las cosas le han salido redondas. No creo que pueda decirse lo mismo del PSOE.
Cuando a finales del pasado mes de abril, el presidente Griñán designó consejera de Obras Públicas a la entonces alcaldesa de Córdoba por IU, Rosa Aguilar, el debate sobre el transfuguismo se situó en primer plano.
Pero, como recordaba en estas páginas Javier Pradera, la imputación de transfuguismo era inadecuada en este caso. Porque, "tránsfugas son los cargos electos -concejales, diputados- elegidos en las listas cerradas y bloqueadas de un partido que rompen la disciplina de su formación política (financiadora de la campaña y avalista de la idoneidad de los candidatos) y se pasan a otras siglas con el escaño bajo el brazo gracias al precepto constitucional que prohíbe el mandato imperativo".
Rosa Aguilar no hizo eso. Ella dejó la alcaldía en manos de IU, se dio de baja en esta formación y entró en el gobierno Griñán como independiente.
Por su parte, Marín, aunque oficialmente no forme parte aún del grupo socialista municipal, gobierna con él y milita en ese partido. La razón aducida por Marín para abandonar el PA es que se trata de una "organización débil, desmoralizada y con nula representación en el parlamento". Entre otras razones, porque él no consiguió su acta de diputado en la lista andalucista que encabezó en Málaga. Hoy, para Marín, el PSOE es el partido que mejor representa "el andalucismo real".
¿Debe fiarse el PSOE de su nuevo aliado? Su biografía es más que sospechosa. En 1999, su formación fue la única que no se sumó al pacto contra el GIL, suscrito por PSOE, PP e IU. En 2003 pactó con la alcaldesa socialista, a la que traicionó al año siguiente. Marín se hizo con la alcaldía apoyado por PP y GIL. Dos años más tarde, destituyó a los gilistas.
En las elecciones de 2007 inició el gobierno con el PP, al que cambió al año siguiente por el PSOE. La última traición política ha sido perpetrada la pasada semana al dejar plantado al PA.
En resumen, Marín ha dejado en la cuneta en los últimos años al PSOE, al GIL, al PP y al PA. ¿Es este el ejemplo de nuevo socialismo que recuperará las grandes ciudades para el PSOE? ¿Es así como quiere el PSOE iniciar la reconquista de Málaga, donde el PP les está machacando de forma inmisericorde?
Me temo que Marín no sea Fernando Alonso y el potente bólido que quiere pilotar derrape y quede destrozado en algunas de las curvas de la serranía rondeña.
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