"La nueva terminal generará más de 40.000 puestos de trabajo"

Concepción Gutiérrez es la secretaria de Estado de Transportes. De ella dependen los aeropuertos, justo cuando se procede a inaugurar una infraestructura emblemática: la Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, ha sido consejera de Obras Públicas y Transportes en Andalucía, diputada y eurodiputada.

Pregunta. ¿Hay mucha difrencia entre la Administración central y la autonómica?

Respuesta. La autonómica tiene una mayor proximidad a los problemas. La Administración central es diferente.

P. ¿Tiene el dinero?

R. En momentos de crisis todas las administraciones tienen problemas. El reto es buscar soluciones con recursos escasos. La diferencia es que en la Administración central los proyectos tienen carácter más estratégico.

"Trabajamos para un aeropuerto de vuelos transnacionales y transoceánicos"

"El Prat tiene ventajas, como su mayor centralidad en Europa respecto a Barajas"

P. Por ejemplo, la Terminal 1 ¿es estratégica?

R. Para Cataluña, para España, e incluso de dimensión europea. Estamos hablando de unas infraestructuras cuya zona de influencia va más allá de la frontera. Trabajamos en el horizonte de un aeropuerto con vuelos transnacionales y transoceánicos.

P. En Cataluña hay quien cree que para ser global hay que gestionar localmente, de lo contrario, El Prat será un satélite de Barajas.

R. Barajas y El Prat tienen funciones distintas. La localización de El Prat es estratégica. Conviene olvidarse de las fronteras y entonces se ve su verdadera dimensión. Captará pasaje de la Península y de Francia. Tiene, además, el apoyo del ferrocarril, y eso debe explotarlo. El Prat no está pensado como un aeropuerto de vuelos punto a punto; creemos que será un aeropuerto intercontinental. Un hub diferente a Madrid. El aeropuerto tiene la capacidad de convertirse en hub para 70 millones de usuarios y tiene ventajas como, por ejemplo, su mayor centralidad en Europa respecto a Barajas.

P. El Gobierno catalán proyecta una estructura en red de los auropuertos catalanes, pero la actual AENA lo dificulta.

R. La gestión aeroportuaria está abierta a debate. El Gobierno decidió que presentaría una propuesta y el ministro José Blanco ha anunciado que estará antes de final de año. Se busca favorecer la participación del sector privado y las comunidades autónomas. Se trata de definir la mejor forma de organizar la estructura aeroportuaria para garantizar la movilidad internacional, que en España es muy potente. De hecho, es líder, por su configuración, por su carácter turístico. De ahí la necesidad de unas instalaciones eficaces, dentro del marco jurídico existente.

P. ¿Y el calendario?

R. La propuesta, en otoño. Esto no impide que se siga trabajando en el proyecto del aeropuerto. Ahora tenemos la terminal, pero queda el satélite. La idea es el desarrollo de una ciudad aeroportuaria, sin perder de vista la necesidad de incrementar el transporte de mercancías, que se puede desarrollar mucho más. El aeropuerto tendrá un impacto económico muy importante. Estamos calculando su repercusión en el producto interior bruto, en empleos directos e indirectos.

P. Algunas estimaciones sostienen que el impacto en el PIB será del 6,2%.

R. Haremos pública la cifra cuando estemos seguros de ella. Pero el empleo directo ronda los 7.000 puestos de trabajo; de ellos, entre 3.000 y 4.000 en la primera fase. Sólo en la Terminal 1. Pero el conjunto de actividad que genera el aeropuerto puede superar los 40.000 puestos de trabajo sin dificultad. Desde luego, mucho más cuando funcione toda la actividad aeroportuaria.

P. ¿De qué está muy satisfecha?

R. De lo que no se ve: la gestión de maletas es espectacular y reducirá mucho el tiempo de entrega, esa parte tan pesada, cuando se llega de un viaje largo, que es la espera del equipaje. Creo que conseguiremos que no supere los seis minutos.

P. La semana que viene empieza, pero en diciembre ¿qué consideraría un éxito?

R. La consolidación de las instalaciones sería una buena noticia. Estamos atravesando una crisis económica y el sector aeroportuario es sensible a ella. Uno de los más afectados, con un descenso del número de pasajeros.