"Estoy por decir ¡Felipe, vuelve!"
El malestar existente en Cataluña desde hace años por la insuficiencia de las inversiones en infraestructuras de comunicaciones y transporte ha convertido en protagonistas del correspondiente debate público a algunos polemistas. Uno de ellos es el economista Ramon Tremosa (Barcelona, 1965), que en los referendos del Estatuto catalán y la Constitución Europea se pronunció por el no desde posiciones independentistas. Ahora, sin embargo, ha sorprendido encabezando la candidatura de Coalición Europea formada por siete partidos nacionalistas moderados: CiU, PNV, Coalición Canaria, Partido Andalucista, Bloc Nacionalista Valencià, Unió Mallorquina y Unió Menorquina.
Pregunta. ¿Qué ha cambiado para que usted pase a encabezar una candidatura de CiU en vez de estar alineado como hasta hace poco tiempo con el independentismo y con Esquerra? ¿Su posición, la de Convergència o la de Esquerra?
"Zapatero es la izquierda menos eficiente y más anticuada"
Respuesta. Ha cambiado la cúpula de Esquerra. Es ella la que tiene que preguntarse por qué tiene más ex votantes que votantes. ¿Por qué acudió a unas elecciones hablando de equidistancia (entre CiU y PSC) y luego repite la apuesta por unos gobiernos tripartitos fracasados e ineficientes?. Mientras, empeora el autogobierno y la gestión es manifiestamente mejorable.
P. ¿Convergencia es ahora independentista?
R. Convergència siempre ha pedido la reducción del déficit fiscal. Su líder, Artur Mas, planteó en enero de 2005 reducirlo al 4,5% del PIB catalán. Estoy encantado de que ahora Esquerra haga suya esta propuesta. Y Convergencia siempre ha pedido el traspaso de los aeropuertos, los trenes, los puertos. No hay mejor vía que la de Convergencia.
P. ¿La de pactar y pactar y pactar...?
R. Que es la de dar apoyo parlamentario a cambio de avances concretos, tangibles y cuantificables, en materia de autogobierno.
P. Eso es lo que lleva a usted de retornar al ámbito de CiU después de haber ejercido durante unos años como publicista en el campo del independentismo.
R. El método de prueba y error. A mi me interesa desmantelar el centralismo de Estado, que se ha reforzado mucho en los últimos años y que PP y PSOE han hecho explícitamente suyo, con la total complicidad del PSC.
P. Dice que el método de CIU es el mejor, pero CiU apoyó la reforma del Estatuto y usted votó en contra en el referéndum.
R. Yo soy reformista. Las reformas hacen avanzar más a los pueblos que las revoluciones. Pero precisamente por esto no se puede aceptar cualquier reforma.
P. Pero tampoco estuvo con Convergència en el referéndum de la Constitución Europea
R. Dije que no desde mi profundo europeísmo
P. Claro, claro es lo que dicen todos...
R. No dirá usted que son antieuropeístas los franceses y los holandeses, que además son contribuyentes netos al presupuesto europeo.
P. Pero ahora será por lo menos partidario de que se aplique el Tratado de Lisboa.
R. Si, si. El Tratado de Lisboa es peix al cove (pájaro en mano). En 2004, yo creía que con la España plural de que hablaba Rodríguez Zapatero iba a ser posible un reconocimiento del catalán y que el Parlamento catalán pudiera recurrir directamente al Tribunal de Justicia de Estrasburgo. No fue así y visto que la España del PSOE es igual que la del PP o peor, pues, he vuelto a Convergència.
P. ¿Cree de verdad que PSOE y PP son lo mismo?
R. No. Pero mirando las cifras... Por ejemplo, Zapatero ha inaugurado el AVE a Barcelona, ahora va a inaugurar la terminar del aeropuerto de El Prat, y la gran depuradora de agua del Besós. Grandes inversiones del Estado de las que tardan 15 años en madurar. Decididas hace 15 años. Contrapregunta: ¿Qué infraestructuras inaugurará Cataluña en 2020? Nuevas infraestructuras pensadas para que Cataluña pueda competir en el mundo global: cero. Y Zapatero lleva cinco años en el Gobierno. Se limita a pagar lo que CiU pactó con el primer gobierno Aznar.
P. ¿Usted se define como liberal?
R. Liberal de izquierdas. Pero entendiendo las izquierdas como igualdad de oportunidades, no de resultados. La igualdad de resultados es la LOGSE: iguala por debajo, la Rumania de Ceacescu. La igualdad de oportunidades es la socialdemocracia de centroeuropa. Es Finlandia, Dinamarca, donde por cierto hay ahora gobiernos liberales de izquierdas.
P. ¿La Unión Europea está afrontando la crisis económica como debiera?
R. Si. La unidad económica, como locomotora, va a muy buen ritmo. Los mercados únicos europeos son la locomotora del tren europeo, que avanza. Lo que hay que hacer es echar carbón a la máquina para que pueda arrastrar a todos los vagones. Y el último vagón es la Europa política.
P. El mercado único funciona?
R. Los mercados únicos van bien. El euro es el mercado único de la moneda. He estado ahora tres meses en Londres. La libra se ha hundido. He visto empobrecer un 35% a los británicos en pocas semanas. Los euroescépticos, el Financial Times, han pasado a ser euroatónitos: dentro de cuatro días, los británicos estarán llamando a la puerta del euro. El mercado único del tráfico aéreo, impuesto por la UE hace 10 años. Se puede ir por 42 euros de Barcelona a Londes. Ir a Madrid cuesta 350 euros. A Iberia no le gusta, claro. Cuando el Parlamento europeo regula las llamadas telefónicas internacionales y obliga a reducir el precio, eso no le gusta a otro antiguo monopolio español, Telefónica. Cuando Bruselas impulsa el mercado único postal, a Correos no le gusta. El mercado único ferroviario que preconiza la Comisión Europea no gusta a RENFE, que presta un servicio manifiestamente mejorable. Y ahora la Comisión quiere impulsar un primer tren europeo de mercancías, de Hamburgo a Algeciras. Tras ese tren vendrá la liberalización ferroviaria. A Adif y Renfe no les gusta. Queremos impulsar el mercado único del agua. ¿Cómo puede ser que tengamos el gas de Argelia, el petróleo de Arabia y no podamos hacer llegar a Figueres el agua del Ródano que está en Perpiñán. Las razones no son técnicas, son políticas. Nos presentamos a las elecciones con un programa que preconiza más mercados únicos europeos. Bolonia es uno, el de universidades. Ahora bien, los estado centralistas no quieren más mercados únicos europeos. Para los catalanes, Europa es menos España centralista, menos monopolios madrileños ineficientes, más oportunidades económicas, más libertad nacional.
P. Usted ha definido al centralismo como un dragón de dos cabezas, PP y PSOE. ¿El anticentralismo es el cemento que une a su coalición?
R. Le pongo un ejemplo. Con un sistema de aeropuertos no centralista, Valencia, Mallorca, Málaga, Bilbao, Tenerife, tendrían vuelo directo con Estados Unidos. Son las comunidades donde están los partidos de nuestra coalición. Ahora todos tienen que pasar por Barajas. El gobierno pretendidamente de izquierdas de Zapatero antes privatizará el monopolio que traspasar los aeropuertos a las autonomías. Admito apuestas.
P. ¿Pretendidamente de izquierdas, dice?
R. Izquierdas y derechas tenían sentido hace 50 años. Hoy en día son diferencias de matiz. En todos los parlamentos, lo que prima son las lógicas territoriales por encima de las ideológicas. Le pondré un ejemplo: Los socialistas López Aguilar y Maria Badia votarán con Mayor Oreja y Vidal-Quadras a Durao Barroso
R. ¿Y usted?
P. Ya veremos. Quizá también. Pero ¿por qué? Pues por que es un europeo del sur. Porque en el plano europeo, el conflicto es norte-sur. En el Parlamento Europeo prima la dinámica territorial. El pacto PP-PSOE en el País Vasco es un reconocimiento explícito de esta dinámica: los intereses nacionales españoles. ¿Quien vota sistemáticamente contra la resolución de los problemas de la carpeta catalana en las Cortes, traspasos varios, aeropuertos, RENFE, financiación?: PP y PSOE. ¿Qué defienden los grandes partidos españoles? El modelo de infraestructuras centralizado en Madrid. ¿Y los andaluces? Su modelo de concierto económico implícito, que consiste en que el presidente andaluz pasa por caja a cobrar cada equis años y pilla una pasta. Y no hay criterios a revisar ni nada. Algo enteramente subjetivo. Dinámica territorial. España es el único país donde no existe independencia de gestión desde el territorio. Es el modelo de Franco, que PP y PSOE no han desmontado. Un Gobierno central cerrado a la iniciativa privada y a los gobiernos autonómicos.
P. Usted cree de verdad que el modelo autonómico no ha descentralizado España?
R. En las publicaciones del FMI y la OCDE que clasifican a los estados entre centralistas y federales, España figura como centralista. Porque la prueba del algodón del centralismo o federalismo no es quien gasta, sino quien recauda. Y la España autonómica sigue como la de Franco: todos los grandes impuestos están en manos de la Agencia Tributaria estatal.
P. ¿Usted es partidario de la armonización fiscal en Europa?
R. No. La gestión debe armonizarse, pero la libertad de fijar tipos impositivos, no. Alemania ha bajado dos puntos la presión impositiva, para bajar las cotizaciones sociales, con gran efecto positivo. Es algo que por cierto Zapatero podía haber hecho y no ha hecho. La crisis es global, no de derechas o izquierdas, y las respuestas son locales. Pero Zapatero tiene unas barreras ideológicas más altas que los Pirineos.
P. ¿Usted diría que Zapatero es un dogmático de izquierdas?
R. Es la izquierda menos eficiente y más anticuada de Europa. Parece que haya hecho un Erasmus en el Kremlin de antes de 1989. Su insensibilidad es de neoliberalismo salvaje. Los socialistas alemanes han sido los primeros en decir que el tesoro a defender es el trabajo, la empresa. ¿Qué han hecho? Bajar las cotizaciones sociales a empresas y trabajadores; eliminar el IRPF de las rentas más bajas; un plan de ayuda al automóvil que ya está beneficiando a las empresas instaladas en España. Y los socialistas daneses.
P. O sea, que la buena izquierda sigue siendo siempre la que hay en otros países ¿no?
R. No. De Felipe González sabíamos que su modelo era el de Francia y Alemania. De Aznar, que eran los Estados Unidos de Bush. El modelo de Zapatero parece que sea el de los populismos latinoamericanos. No tiene ningún referente en Europa. Estoy por decir: ¡Felipe, vuelve! En el periodo 93-96, González supo salir muy bien de la crisis. Por cierto, con la ayuda de CiU.
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