Barberá rechaza la reprobación de Rus por insultar a los profesores
La incontinencia verbal del presidente de la Diputación de Valencia y del PP provincial, Alfonso Rus, no merece el reproche de sus compañeros de partido. Ni del grupo parlamentario de las Cortes, ni del grupo municipal de Valencia, que ayer rechazó condenar los insultos y amenazas de Rus a los participantes en las protestas contra la política educativa del Consell.
Para la oposición socialista es "intolerable" que Rus llamara en un acto "gilipollas a los que dicen aleshores y gairebé" y que proclamara a gritos que iban a "rematar" a los que en un gesto crítico cuelgan cabeza boca abajo fotografías del consejero Alejandro Font de Mora, como hizo el director de un instituto. "Puede decir que está en desacuerdo con la enseñanza en valenciano, pero no es de recibo que amenace a todo el colectivo de profesores, que diga que deben sentir el ferro o que van a rematarlos", argumentó el concejal socialista Rafael Rubio, quien defendió la moción de condena a las manifestaciones de Rus porque "incitan a la violencia" y pidió el apoyo expreso a los docentes.
El portavoz popular, Alfonso Grau, no tuvo inconveniente en subrayar su "más absoluto respeto y consideración" por los profesores, pero se desmarcó de la reprobación a Rus por la vía del "y tú más". Los populares, destacó Grau, no presentaron mociones cuando el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el socialista Pedro Castro, se preguntó por qué "hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha", ni después de que se les llamara "asesinos" a raíz de la masacre del 11-M. "Algún día le cuento cómo en 2004 llevaban niños detrás de las pancartas para insultarnos", terció la alcaldesa, Rita Barberá.
"Castro lo hizo mal y pidió disculpas", replicó Rubio. "Rus también", aseguró Grau -en realidad, dijo que se había quedado "a gusto con esos sinvergüenzas"-. A lo más que llegó Grau es a decir que no se solidariza "con las palabras de nadie". Pero la moción socialista no prosperó, como tampoco sus preguntas sobre los contratos de Orange Market con Feria Valencia. La concejal Ana Botella pidió inútilmente explicaciones a los representantes del PP en la entidad. De nuevo Grau levantó un muro y declaró al Ayuntamiento ajeno a la gestión de Feria antes de acusar a la edil de querer "implicar" al consistorio en el caso Gürtel para "lucirse".
El PP también se sacudió la responsabilidad en la escasa aplicación de la ley de Dependencia, y ante un colectivo de afectados que pidió una mayor implicación municipal rechazó otra moción del PSPV y exigió más fondos al Gobierno.
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