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La guerra contra el terrorismo

Atentado suicida contra un cuartel de Pakistán

Más de 20 muertos y 300 heridos en un ataque atribuido a los talibanes

Un ataque combinado de varios hombres disparando y un coche bomba destrozó ayer el cuartel de la policía y de los servicios secretos en la ciudad de Lahore, la capital de Punjab, la provincia de la que proceden la mayoría de los militares y de los oficiales del poderoso Servicio Interior de Inteligencia (ISI). Al menos 24 personas resultaron muertas y otras 300 heridas. El Gobierno no dudó en responsabilizar del atentado a los talibanes contra los que combate en el valle de Swat.

"Un grupo de personas salió de un coche y comenzó a disparar a las oficinas del ISI. Mientras se desarrollaba el tiroteo contra los agentes de seguridad, explotó el coche bomba", contó a los medios Sayad Bhuta, un alto oficial del Gobierno.

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El atentado, a sólo 300 metros de la Asamblea de Punjab (el Parlamento provincial), destrozó una zona neurálgica de la segunda ciudad del país, con más de siete millones de habitantes. Destruyó por completo uno de los edificios del principal cuartel de la policía y dañó las dependencias del ISI, un servicio dependiente del Ejército. También resultaron afectados numerosos comercios del Mall Road, un concurrido centro comercial de esta activa zona.

"Había mucha gente en la calle y cuando se oyeron los disparos y una tremenda explosión se creó una gran confusión y caos. Unos cuatro atacantes vestidos con ropas occidentales salieron corriendo abriéndose paso a tiros", cuenta por teléfono un testigo, Zulqarnain Shaik. Las cadenas de televisión no pararon de transmitir imágenes de los muertos tendidos en la calle y de equipos de rescate buscando víctimas entre los escombros y trasladando a los heridos, muchos de ellos policías con sus uniformes ensangrentados.

Ningún grupo se atribuyó inmediatamente el ataque, pero el Gobierno se apresuró en culpar a los talibanes, contra los que mantiene una feroz ofensiva en el noroeste del país. "Los enemigos de Pakistán que quieren desestabilizar el país vienen a nuestras ciudades tras su derrota en el valle de Swat", aseguró a los medios el ministro del Interior, Rehman Malik.

Los analistas coinciden que los ciudadanos paquistaníes ven este ataque como una venganza por el operativo de los talibanes y sus grupos afines. "Los extremistas están demostrando que aunque estén sufriendo pérdidas en las áreas tribales tienen gran capacidad de organización y de ataque en otras partes del país", comenta Hasán Askari Rizvi, un politólogo afincado en Lahore. En su opinión, no es ninguna coincidencia que este ataque llegue un día después de que David Petraeus, jefe del mando central estadounidense, se entrevistara en Islamabad con mandos políticos y militares.

El Ejército asegura que ha hecho un "considerable progreso" contra los extremistas en el noroeste del país. En los enfrentamientos que se intensificaron a partir de abril han muerto unos 1.100 militantes y unos 60 soldados, según las cifras del Gobierno paquistaní. "Hay una guerra en marcha y es una guerra para nuestra supervivencia", destacó el ministro del Interior.

La ofensiva en el valle de Swat ha forzado la huida de sus hogares de más de dos millones de personas, que ahora viven en precarios campos de refugiados y corren el riesgo de sufrir una grave crisis humanitaria. La operación, sin embargo, es respaldada, según los expertos, por la mayoría de la población.

Equipos de salvamento y militares evacuan a un herido en el atentado de ayer.
Equipos de salvamento y militares evacuan a un herido en el atentado de ayer.ASSOCIATED PRESS

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